Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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TESTAMENTO ESPIRITUAL

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UN PASO MÁS CAMINO A LOS ALTARES

ROMA: CONCLUYÓ LA FASE DIOCESANA DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN  DEL SIERVO DE DIOS EDUARDO CARDENAL PIRONIO 11 DE MARZO DE 2016  ...

martes, 28 de abril de 2015

El Cardenal Pironio en CUBA

EL ANTICIPO DE LA VISITA DE JUAN PABLO II 
A CUBA
I ENCUENTRO NACIONAL ECLESIAL CUBANO
1986


El  Cardenal Eduardo Pironio fue el ENVIADO especial de Juan Pablo II al Primer Encuentro Nacional Eclesial Cubano ENEC (17 - 23 febrero de 1986). 
Se trataba de la primera vez bajo el gobierno de Fidel Castro, que todo el clero y los laicos de CUBA se reunían libremente en su país. La Iglesia Católica se hacía visible, en un país donde la Navidad estaba prohibida desde 1970. Sin duda alguna este encuentro fue el puntapié inicial para que se reanudarán con más vigor las relaciones dipomáticas entre el regímen cubano y la Santa Sede. 


"Algunos han expresado que el ENEC ha sido el acontecimiento más importante de la historia de la Iglesia en Cuba por su preparación, por su estudio y reflexiones y por su proyección hacia el futuro". P. Manuel H. de Céspedes García-Menocal

En el ENEC participaron 181 delegados de todas las diócesis de la isla, todos los obispos cubanos, sacerdotes y religiosos. Y fue presidido por el señor cardenal Eduardo Pironio, enviado especial del Papa Juan Pablo II. (datos P. Manuel H. de Céspedes García-Menocal, revista Vitral)

El único testimonio que tenemos de la presencia del Cardenal Pironio en Cuba son las fotografías. 

  • Nuestro querido Cardenal Eduardo Pironio, en calidad de enviado del Papa juan Pablo II, presidió la Santa Misa conclusiva del ENEC en la Catedral de la Habana ante una multitud inédita en la historia reciente de Cuba. 
  • Este hecho histórico fue retratado por el Reportaje "Cuba return of Catholic" del reconocido fotográfo Jean-Pierre Laffont, 60 imágenes disponibles aquí.

22 de febrero de 1986, La Habana
Imágenes inéditas en Argentina, donde se puede ver a nuestro Siervo de Dios rodeado de una multitud que lo aclama! 
En el ingreso a la Catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada de La Habana vemos al Cardenal Pironio emocionado y delante de él un enfervorizado Monseñor Jaime Lucas Ortega y Alamino arzobispo de San Cristóbal de la Habana despúes consagrado cardenal por Juan Pablo II en 1994. 



Cardenal Eduardo Pironio y Monseñor Jaime Lucas Ortega y Alamino 


viernes, 24 de abril de 2015

Romero y Pironio en Vaticano


Sus encuentros en el Vaticano


En su Diario Monseñor Romero dejaba plasmado todas sus actividades e impresiones más importantes, allí también quedaron sus encuentros con el Cardenal Pironio en Vaticano entre 1978 y 1980. Los problemas en El Salvador son muchos, la inminente guerra civil, las infamias hacia Romero que llegaron via Nunciatura a Roma acusandolo de "comunista" y sumado a ello la desobediencia del clero y del obispo auxiliar para con el arzobispo Romero...


JUNIO DE 1978 - PABLO VI
Romero junto con otros obispos de El Salvador viajan a Vaticano. Allí Monseñor Romero mantiene una entrevista con el Card. Baggio prefecto de la Congregación de obispos, acerca las acusaciones en su contra (difamaciones, cartas que fueron enviadas a la Santa Sede acusándolo de comunista, de formar mal a los sacerdotes y de estar en contra del Papa)
Romero y otros obispos consiguen presenciar la Audiencia general y después mantienen una audiencia privada con Pablo VI (21 de junio de 1979, XV aniversario de la elección de Pablo VI)
El Papa nos hizo sentar a un lado y otro de él y dirigiéndose a mí en particular, me estrechó la mano derecha y me la retuvo entre sus dos manos largo rato, yo también estreché con mis dos manos las manos del Papa. Hubiera querido para ese momento una fotografía que expresara esa íntima comunión de un Obispo con el centro de la unidad católica.


Su Santidad Pablo VI y Monseñor Romero en 1978


Y teniéndome así las manos, me habló largamente. (…)  las ideas dominantes de esas palabras fueron estas: "Comprendo su difícil trabajo. Es un trabajo que puede ser no comprendido, necesita tener mucha paciencia y mucha fortaleza. Ya sé que no todos piensan como usted, es difícil en las circunstancias de su país tener esa unanimidad de pensamiento, sin embargo, proceda con ánimo, con paciencia, con fuerza, con esperanza". Me prometió que rezaría mucho por mí y por mi Diócesis. Y que hiciera todo esfuerzo por la unidad. Que si en algo podía él personalmente servir, que con gusto lo haría. 

Le expresé mi adhesión inquebrantable al magisterio de la Iglesia. Y que en mis denuncias a la situación violenta del país, siempre llamaba a la conversión y me mostraba compasivo con los que sufrían, con las familias de las víctimas, y al mismo tiempo que hacía la denuncia del pecado, llamaba a conversión a los pecadores. El Papa repitió que oraría mucho por nosotros, y que le dijéramos qué podía hacer él para ayudarnos (…) 
Y por último nos dijo: "Vamos a tomar una fotografía". Y entró el fotógrafo para darnos este gusto del Santo Padre, que era nuestro gran deseo, tener unos testigos en imágenes de aquel momento inolvidable. (…) 


martes, 21 de abril de 2015

ROMERO y PIRONIO

El día que Monseñor Romero 

conoció 

a Monseñor Pironio

Artículo perteneciente al Blog "Super Martyrio" (acerca de Monseñor Romero). Pueden ver el artículo completo aquí

Monseñor Eduardo Pironio

Como señalaba Mons. Romero el "mes de Reflexión episcopal" y la XV Asamblea plenaria del Episcopado Centroamericano se celebrarón en continuado "providencialmente" en la "Posada de Belén" en Antigua, Guatemala durante los meses de agosto - septiembre de 1972. 
Decía Romero "no solo es un nombre sugestivo. Aquí hay un gran fondo de belleza natural, de historia y espiritualidad, que por sí solo estimula los objetivos e ideales de las reuniones que aquí se celebran".








Los Ejercicios espirituales fueron predicados por Monseñor Pironio por entonces obispo de Mar del Plata (abril de 1972) y Secretario General del CELAM y posteriormente nombrado presidente de CELAM (noviembre de 1972).

Allí cita nuestro artículo empezó la "conversion" de Romero, escuchando la predica del teológo argentino. "El "giro radical" de Romero no estaría después del asesinato de su amigo el padre Rutillo Grande (1977) sino mucho antes. Está en los ejercicios espirituales de Antigua (1972) "un ejercicio espiritual que cambió la vida de Romero y de muchos de los que estuvieron allí presentes, que incluyeron el mártir guatemalteco Juan Gerardi; el protagónico nicaragüense Miguel Obando y Bravo; y los progresistas salvadoreños Luis Chávez y González, el mismo Romero, y Arturo Rivera y Damas."

Mons. Romero caracterizó al encuentro como “un verdadero cenáculo de Pentecostés centroamericano”. (O.A. Romero, Noticias de Monseñor Romero, Desde el Mes de Reflexión, DIARIO DE ORIENTE N°. 30822, págs. 1 y 4, 5 de septiembre de 1972, disponible aquí.)

viernes, 17 de abril de 2015

La Voz de PIRONIO

I Congreso de comunicadores Católicos
Mar del Plata , Octubre 1996

Clase Magistral del Cardenal Eduardo Pironio a los periodistas católicos reunidos en Mar del Plata.
El congreso intitulado "El primer areópago del tiempo moderno es el mundo de la comunicación"contó con la presencia del arzobispo John Foley experto en comunicación y por entonces presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Al encuentro asistieron cerca de 1500 comunicadores de toda la Argentina, el congreso inédito en nuestro país también contó con la presencia de 18 obispos (Laguna, Arancedo, Giaquinta, Maccarone, Rómulo García, Maulión, entre otros), el mencionado Monseñor Foley y el encargado del departamento de comunicación del CELAM Monseñor Juan Luis Ysern. La comisión de comunicación social de la episcopal argentina estuvo a cargo de Monseñor Casaretto (obispo de San Isidro) y estaba integrado por el sacerdote Jorge Oesterheld, la periodista Laura Moreno y la socióloga Lía Zervino
El Cardenal Pironio hizo incapié en la vocación del comunicador social, el anunció de la buena nueva, la Iglesia misionera y del tercer milenio. En la voz de Pironio se delinean las principales estrategías de los comunicadores sociales del tercer milenio.

En el video podemos escuhar el audio de la exposición de Pironio compilado con fotografías del Siervo de Dios. 

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A continuación Crónicas periodísticas del Congreso

Nota I

La Nación edición impresa del sábado 05 de octubre de 1996 

Etica, medios y compromiso

Más de 1400 personas se reunieron ayer para poner en el centro del debate el papel de los comunicadores sociales vinculados con la Iglesia.
El encuentro, que comenzó el jueves en esta ciudad en el marco del Primer Congreso de Comunicadores Católicos que concluirá mañana, tuvo ayer, en su segunda jornada, la palabra del cardenal Eduardo Pironio, quien se refirió a los desafíos de los comunicadores de la Iglesia ante el tercer milenio. "La verdad no se inventa ni se calla -dijo Pironio-; los periodistas católicos deberán ser los profetas de la esperanza, pero esto no significa vivir ciegos ante los difíciles problemas del mundo, sino aproximarse a ellos con otro punto de vista." Más adelante, Pironio lamentó que "la Iglesia tenga miedo, que no sepa escuchar para poder anunciar, que se mantenga en la pura defensa de la verdad y no se comprometa en la audacia de la profecía".
El obispo de Mar del Plata, José María Arancedo, dijo que "la tarea consiste en ayudar al hombre y a la mujer a formarse una conciencia crítica frente a los medios que les permita, en un contexto pluralista, discernir los valores auténticos y tomar una actitud de responsabilidad ética y de compromiso social".
En la videoconferencia posterior, organizada por periodistas de España, Perú y Chile, se expresó que "existen grupos que quedan de lado, por lo que hay que oponerse al monopolio de la propiedad de los medios".

Nota II


La Nación, Martes 08 de octubre de 1996 | Publicado en edición impresa
Por Bartolomé de Vedia


La Iglesia busca el diálogo con la sociedad

MAR DEL PLATA.- La convicción generalizada de que la Iglesia debe crear canales de comunicación cada vez más amplios y participativos, que dinamicen y profundicen su diálogo con la sociedad, fue el resultado más evidente del I Congreso de Comunicadores Católicos, que se desarrolló entre el jueves y el domingo últimos en Mar del Plata. Los miembros de la Comisión de Comunicación Social del Episcopado, que preside el obispo Jorge Casaretto, no ocultan su satisfacción por las notables proporciones que adquirió este primer encuentro, en el que participaron periodistas y agentes comunicadores de todas las regiones del país.

UNA GRAN MOVILIZACIÓN

Varios factores se conjugaron para que el congreso se convirtiera en una experiencia fecunda y movilizadora: 
- El número sorprendentemente elevado de participantes. Se inscribieron más de mil quinientos comunicadores, una cifra que superó largamente las previsiones de los organizadores. Los asistentes se alojaron en 18 hoteles, casas de familia y cinco colegios.

- El hecho de que el encuentro haya convocado a periodistas ampliamente conocidos -como Magdalena Ruiz Guiñazú, NelsonCastro,  Oscar RaúlCardoso, José María Pasquini Durán, José Ignacio López, Washington Uranga, Alberto Muney, Santiago Pita Romero, Fernando Flores, Gonzalo Peltzer, Tito Garabal o José María Poirier- y, al mismo tiempo, a los redactores de modestos boletines eclesiásticos o de remotas FM parroquiales de los más olvidados rincones del país. Hubo quien recorrió 3100 kilómetros para llegar al congreso.
- La llamativa variedad de revistas, periódicos y otras publicaciones católicas exhibidas y de otras iniciativas, como grabaciones en CD ROM, videos o una muestra de 1300 libros.
. El entusiasmo y el espíritu participativo que imperaron durante los espacios de reflexión abiertos por el congreso y la coincidencia generalizada en favor de una revitalización del diálogo de la Iglesia con la sociedad, sobre la base de una actitud de apertura informativa en la que se comprometan los laicos y no sólo los niveles jerárquicos de la Iglesia.
En el acto de clausura, Casaretto afirmó que el congreso había marcado la necesidad de un cambio que permita superar los métodos con que los católicos han venido trabajando desde los tiempos del Concilio de Trento (sin que esto implique desmerecer lo que ese lejano concilio significó históricamente) y que ayude a introducir de lleno a la Iglesia en la cultura pluralista de este tiempo. "Es necesario que aprendamos a pensar, definitivamente, que la evangelización la tenemos que hacer con la fuerza del Evangelio y no con la fuerza de los poderes establecidos", afirmó Casaretto.

PIRONIO, UNA PRESENCIA FUERTE

La participación de 18 obispos -Laguna, Arancedo, Giaquinta, Maccarone, Rómulo García, Maulión, el secretario del Departamento de Comunicación del Consejo Episcopal Latinoamericano, el chileno Juan Luis Ysern, entre otros- y, sobre todo, la presencia del cardenal Eduardo Pironio, cuyo liderazgo espiritual mantiene plena vigencia entre los argentinos, y particularmente entre los marplatenses, como se puso de manifiesto en cada una de sus apariciones públicas, contribuyeron a dar animación y realce al encuentro. Un buen comunicador es siempre un contemplativo, dijo Pironio, un hombre que escucha siempre a Dios y al hombre. Casaretto se refirió a los principales desafíos que el congreso deja planteados: "La exigencia de que la Iglesia avance hacia una mayor profesionalización en materia informativa, la necesidad de una mayor valoración de los medios masivos por parte de la comunidad católica y, por último, la decisión de crecer en espiritualidad, porque -como dijo el cardenal Pironio en este mismo encuentro de Mar del Plata- no podemos transmitir lo que no vivimos".

Click Aquí para descargar en PDF el Texto de la ponencia del Cardenal Pironio, aunque el texto publicado no coincide en su totalidad con la alocución hecha por Pironio en Mar del Plata debido a que No se trata
de una transcripción del audio. 



jueves, 9 de abril de 2015

Carta a los Jóvenes en Pascua


Queridos jóvenes...

Al desearles de corazón Feliz Pascua de Resurrección les grito nuevamente
"ha resucitado Cristo mi Esperanza".
Qué bueno gritar hoy, otra vez, a los jóvenes:
"No tengan miedo, Cristo ha resucitado, Cristo vive y sigue haciendo camino con nosotros".

Cardenal Pironio - JMJ Buenos Aires 1987
Seamos, queridos jóvenes, verdaderos testigos de la Esperanza. Eso exige creer de veras. Pero para poder proclamar la resurrección de Cristo, hay que tener una especie de experiencia de Cristo de la Pascua, del Cristo resucitado.

Queridos amigos, esta vida nueva nos impone un estilo de amor nada común, heroico, generoso, alegre y servicial. La esperanza es comunión, es caminar juntos. No sólo caminar juntos con el Cristo que va haciendo camino con nosotros, sino caminar juntos con aquel que Dios ha puesto a nuestro lado.

Qué bueno mirar a la luz de la fe todo lo que ocurre, y saber que si bien la peregrinación es larga es bueno caminar en la vida dándonos las manos!
Pero esto exige un cambio interior, exige que vivamos de veras nuestra vida con Cristo, en Dios.
Que vivamos la construcción positiva del amor en la fecundidad de la entrega generosa a los hermanos.
Hoy es el día de la esperanza, pero también es por esencia el día del compromiso en el amor.

Queridos jóvenes la única fuerza que puede cambiar el mundo es el amor, la única forma de cambiar las estructuras y construir un mundo nuevo, es con el amor.

Pascua, día del amor, día de la esperanza. La esperanza es caminar juntos.
Qué bueno, mis queridos jóvenes, si hoy sentimos que alguien a nuestro lado nos dice: "no tengas miedo, no estás solo caminamos juntos!.
Qué bueno si nos acercáramos a alguien que vacila en su fe, a alguien a quien el dolor oscurece el camino y le decimos: " No tengas miedo yo también voy caminando a tu lado".

Queridos jóvenes, amigos, quiero gritarles nuevamente "ha resucitado mi Esperanza".
Una esperanza que es seguridad, que es comunión y compromiso.

Que nuestra Señora de la Esperanza, Virgen del silencio y la espera, Virgen que sufrió la cruz y por eso supo lo que era esperar, encienda en el corazón de ustedes, mis queridos en el corazón de nuestros hermanos, en mi corazón, la luz inextinguible de una esperanza que tiene que ser contagiosa para cambiar al mundo.

Que así sea.

+ Eduardo Cardenal Pironio 

Señor Jesús, Tú eres la Vida


Señor Jesús, tú eres la Vida;
tú viniste al mundo para traernos la vida en abundancia;
tú entregaste en la cruz tu propia vida por nosotros.
Cardenal Pironio - JMJ Denver 1993


Yo quiero vivir.
Tú eres el único que tiene palabras de vida,
tú eres el pan de vida, de tí, muerto en la cruz, brotaron ríos de agua viva
que era el Espíritu Santo.
Yo quiero vivir; yo necesito vivir y vivir para siempre.

No quiero seguir muriendo
ni buscando el agua de la vida en pozos secos.

No quiero que me mate una cultura de la muerte.
Yo quiero vivir y dar la vida,
quiero ser instrumento y comunicador de vida a mis hermanos jóvenes.
No quiero verlos envejecer prematuramente 
ni morir dramáticamente en los brazos del placer,
de la droga o la violencia.

Tú eres la Vida, Señor,
porque eres la Verdad y el Camino.

Yo quiero recorrer ese Camino
y enseñarlo a mis hermanos;
yo quiero abrazarme a esa Verdad
y mostrarla a los jóvenes que buscan;
yo quiero, Señor, vivir tu Vida plenamente
en el amor y en la alegría y dando fruto.

Por eso quiero vivir insertado plenamente en ti,
como sarmiento vivo en la vid verdadera
para producir frutos abundantes.

No importa si el Padre me poda por la cruz para dar más frutos.

Quiero vivir la Vida como la vivió María,
tu Madre y madre nuestra:
en el silencio y la oración, en el servicio y la cruz,
en la resurrección y la esperanza.

Tú, María, nos diste una vez al
"Autor de la Vida"; hoy yo te lo pido de nuevo
para mí y para todos los jóvenes del mundo.

Porque sólo así tendremos en Cristo
un mundo nuevo, más justo, más fraterno,
más humano; un mundo más lleno de amor,
de alegría y de esperanza;
un mundo donde la naturaleza exprese
la belleza de su Creador,
el hombre revele la imagen de su Dios
y el cristiano proclame la bondad
y la ternura de su Padre.

Pero, entonces, hay que aprender a decir
que Sí al Señor, como tú lo hiciste;
y tocaremos con las manos, como tú en Belén,
la Vida que estaba en Dios, se manifestó
"y nosotros la hemos visto, damos testimonio y la anunciamos"

Amén

+ Eduardo Cardenal Pironio


María, Madre de Dios


Nuestra Señora de Loreto
María, Madre de Dios
Te pedimos,
Madre de Dios y Madre nuestra,
que sintamos siempre la paz del Señor,
que nuestra mirada
sea siempre limpia y clara.
Que nuestros labios
pronuncien solamente palabras
de optimismo y de esperanza.
Que nuestro paso sea firme
y nuestra actitud valiente.
Que nuestras manos sean generosas para dar
y prudentes para recibir.
Que nuestro corazón esté
siempre abierto para amar a todos.
Que nuestros pasos se dirijan
hacia el lugar donde puedan ser útiles.
Que nuestra vida sea luminosa y generosa,
como la vuestra,
Santa Madre de Dios.
Amén

+ Eduardo Cardenal Pironio



A Nuestra Señora del Silencio





Nuestra Señora de los Dolores
María, Señora del silencio,
de la escucha y de la comunicación
Madre del Silencio y de la Humanidad,
tú vives perdida y encontrada
en el mar sin fondo del Misterio del Señor.
Eres disponibilidad y receptividad.
Eres fecundidad y plenitud.
Eres atención y solicitud por los hermanos.
Estás vestida de fortaleza.
En ti resplandecen la madurez humana
y la elegancia espiritual.
Eres señora de ti misma
antes de ser señora nuestra
No existe dispersión en ti.
En un acto simple y total,
tu alma, toda inmóvil,
está paralizada e identificada con el Señor.
Estás dentro de Dios, y Dios dentro de ti.
El Misterio Total te envuelve y te penetra,
te posee, ocupa e integra todo tu ser.
Parece que todo quedó paralizado en ti,
todo se identificó contigo:
el tiempo, el espacio, la palabra,
la música, el silencio, la mujer, Dios.
Todo quedó asumido en ti, y divinizado.
Jamás se vio estampa humana
de tanta dulzura,
ni se volverá a ver en la tierra
mujer tan inefablemente evocadora.
Sin embargo, tu silencio no es ausencia
sino presencia
estás abismada en el Señor,
y al mismo tiempo,
atenta a los hermanos, como en Caná.
Nunca la comunicación es tan profunda
como cuando no se dice nada,
y nunca el silencio es tan elocuente
como cuando nada se comunica.
Haznos comprender que el silencio
no es desinterés por los hermanos
sino fuente de energía e irradiación;
no es repliegue sino despliegue,
y que, para derramarse,
es necesario cargarse.
El mundo se ahoga
en el mar de la dispersión,
y no es posible amar a los hermanos
con un corazón disperso.
Haznos comprender que el apostolado,
sin silencio, es alienación;
y que el silencio, sin el apostolado,
es comodidad.
Envuélvenos en el manto de tu silencio,
y comunícanos la fortaleza de tu fe,
la altura de tu esperanza,
y la profundidad de tu amor.
Quédate con los que quedan,
y yente con los que nos vamos.
Oh Madre Admirable del Silencio!
+ Eduardo Cardenal Pironio

Ser Presencia


Ser presencia, Señor,
es hablar de Tí sin nombrarte;
callar cuando es preciso que el gesto reemplace la palabra.

         Siervo de Dios + Eduardo Cardenal Pironio
Ser luz que ilumina
el lenguaje del silencio
y voz, que surgiendo de la vida, no habla.

Es decirle a los demás que estamos cerca,
aunque sea grande la distancia que separa.

Es intuir la esperanza de los otros y simplemente, llenarla.

Es sufrir con el que sufre y desde dentro,
mostrarle que Dios cura nuestras llagas.

Es reír con el que ríe y alegrarse
del gozo del hermano porque ama.

Es gritar con la fuerza del Espíritu
la verdad que desde Dios siempre nos salva.

Es vivir expuestos y sin armas,
confiando ciegamente en tu Palabra.

Es llevar el “desierto” a los hermanos,
compartir tu Misterio y decirles que los amas.

Es saber escuchar tu lenguaje en silencio.
Y “ver” por ellos cuando la fe pareciera que se apaga.

“Ser presencia”, Señor, es saber esperar tu tiempo
sin apresuramientos y con calma.

Es dar serenidad con una paz muy honda.

Es vivir la tensión del desconcierto
en una Iglesia que, porque crece, cambia.

Es abrirse a los “signos de los tiempos”
manteniéndose fiel a tu Palabra.

Es, en fin, Señor, ser caminante
en el camino poblado de hermanos,
gritando en silencio que estas vivo
y que nos tienes tomados de la mano

+ Eduardo Cardenal Pironio


Oración a Nuestra Señora de la Misión


Virgen de la Buena Nueva: recibiste la Palabra y la practicaste.
Por eso fuiste feliz y cambió la historia.
Virgen de la misión y del camino,
la que llevó a la casita de Isabel la Salvación y a los campos de Belén la Luz del Mundo.

Peregrinación a Pie a Nuestra Señora de Luján 
Gracias por haber sido misionera,
Por haber acompañado a Jesús en el silencio y la obediencia a su Palabra.

Gracias porque tu misión fue hasta la cruz y hasta el Don del Espíritu en Pentecostés.
Allí nació la Iglesia misionera.

Virgen de la Misión: También nosotros viviremos en misión.
Que toda la Iglesia se renueve en el Espíritu.
Que amemos al Padre y al hermano.
Que seamos pobres y sencillos,
presencia de Jesús y testigos de su Pascua.

Que al entrar en cada casa comuniquemos la Paz,
anunciemos el Reino y aliviemos a los que sufren.

Que formemos comunidades Orantes, Fraternas y Misioneras.

Virgen de la Reconciliación: nuestra Iglesia peregrina
quiere proclamar la Fe con la Alegría de la Pascua y gritar al mundo la Esperanza.
Por eso se hunde en tu silencio, tu comunión y tu servicio.
Ven con nosotros a caminar. 
Amén. Que así sea

 + Eduardo Francisco Cardenal Pironio

Señora de la Nochebuena

"La adoración de los Pastores" Bartolome Murillo

Señora de la Nochebuena.
Señora del silencio y de la Espera:
esta noche nos darás otra vez al Niño.

Velaremos contigo hasta que nazca:
en la pobreza plena, en la oración profunda,
en el deseo ardiente...

En algún pueblo no habrá Nochebuena
porque están en guerra.

En algún hogar no habrá Nochebuena
porque están divididos.

En algún corazón no habrá Nochebuena
porque está en pecado...

Señora de la Nochebuena,
Madre de la luz, Reina de la Paz.

Causa de nuestra alegría:
que en mi corazón nazca esta noche
otra vez Jesús.

Pero para todos:
para mi casa, para mi pueblo,
para mi patria, para el mundo entero.

Y sobre todo, fundamentalmente,
que nazca otra vez Jesús
para Gloria del Padre.

Amén. 
Que así sea.

+ Eduardo Cardenal Pironio

miércoles, 8 de abril de 2015

A Nuestra Señora de la Pascua y de todas las partidas


Señora de la Pascua:
Señora de la Cruz y la Esperanza.
Señora del Viernes y del Domingo,
Señora de la noche y la mañana
Señora de todas las partidas, porque eres la Señora

Escúchanos:
Hoy queremos decirte:
«muchas gracias».

Muchas gracias, Señora, por tu Fiat:
por tu completa disponibilidad de «Esclava».
Por tu pobreza y tu silencio.
Por el gozo de tus siete espadas.
Por el dolor de todas tus partidas que fueron dando la paz a tantas almas.
Por haberte quedado con nosotros a pesar del tiempo y las distancias
Tú conoces el dolor de la partida porque tu vida fue siempre despedida.
Por eso fuiste y fue fecunda tu vida.



Todo fue por «haber creído» (Lc 1, 45).
Porque le dijiste al Señor que «Sí», en aquel mediodía de los tiempos (Lc 1, 38).
Apenas el Señor bajó a tu pobreza, comenzaron tus partidas. «El ángel se alejó» y Tú te fuiste «sin demora a una montaña de Judá» (Lc 1, 39).

Allí hiciste felices a Isabel, tu prima, y al niño que llevaba en sus entrañas.
Cumplida tu tarea, regresaste sencillamente a tu casa (Lc 1, 56).
Otro día (u otra noche, no sé), cuando esperabas en tu silencio de Nazaret, te llegó otra orden de partida: a Belén de Judea, la ciudad de David (Lc 2, 4) porque allí, en la Casa del Pan, había de nacer el Niño (Miq 5, 2).
Tu partida costosa fue el preanuncio gozoso de la salvación que ya llegaba en la primera Nochebuena de los siglos.

Una noche, inesperadamente, el Ángel del Señor le habló a tu esposo. Y «José se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se fue a Egipto» (Mt 2, 13-14).

Fue la tercera vez que pedían tu partida.

Más tarde, cuando ya te habías acostumbrado a lo provisorio del destierro, otra vez el Ángel del Señor habló a José y le dijo: «Levántate, toma al Niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel» (Mt 2, 20).

Tu vida estaba señalada por las despedidas.

Otra vez, cuando el Niño era ya grande y Tú le habías enseñado a orar, se te quedó misteriosamente perdido en el templo.
Ahora era Él el que partía.
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?» Y tú no entendiste el sentido total de la partida (Lc 2, 49-50).

Después, en Cana de Galilea, cuando se manifestó el Señor en el primero de sus signos, por hacer bien a los demás, Tú te olvidaste de Ti misma y le pediste que adelantara «la hora» de su partida (Jn 2, 4).

Y Él partió a «llevar la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos la liberación, y a los ciegos la vista, a dar libertad n los oprimidos» (Lc 4, 18).

Mientras tanto, Tú lo acompañabas desde cerca y desde adentro, rumiando en tu Corazón la Palabra que Él iba predicando (Lc 11, 28).

Hasta que llegó la tarde de un viernes en Jerusalén. 
Era la hora de la Pascua y la partida. La noche antes, en el Cenáculo, El celebró la Cena de la despedida.
Era, también la Cena de la amistad y la presencia, de la comunión fraternal y del encuentro.

Amarrado por los hombres a los brazos de una Cruz, Él se descolgó para subir al Padre. Tú mirabas la partida desde abajo y desde cerca, bien serena y fuerte (Jn 19, 25).
El corazón de la Cruz era el punto inicial de su partida. 
Y también de su regreso: «Me voy y volveré a vosotros»

Mezcla extraña de gozo y de tristeza.
«También vosotros ahora estáis tristes, pero yo os volveré a ver y tendréis una alegría que nadie os podrá quitar» (Jn 16, 22).

Señora del Silencio y de la Cruz.
Señora del Amor y de la Entrega.
Señora de la Palabra recibida y de la palabra empeñada,
Señora de la Paz y la Esperanza.
Señora de todos los que parten, 
porque eres la Señora del camino y de la Pascua.

También nosotros hemos celebrado ahora la Cena de la despedida.
Hemos comido contigo el Cuerpo del Señor, hemos partido juntos el Pan de la amistad y unión fraterna.
Nos sentimos fuertes y felices. Al mismo tiempo, débiles y tristes.
Pero nuestra tristeza se convertirá en gozo y nuestro gozo será pleno y nadie nos lo podrá quitar (Jn 16, 20-24).

Enséñanos, María, la gratitud y el gozo de todas las partidas. 
Enséñanos a decir siempre que Sí, con toda el alma.

Entra en la pequeñez de nuestro corazón y pronúncialo Tú misma por nosotros.
Sé el camino de los que parten y la serenidad de los que quedan. 
Acompáñanos siempre mientras vamos peregrinando juntos hacia el Padre.
Enséñanos que esta vida es siempre una partida. 

Siempre un desprendimiento y una ofrenda. 
Siempre un tránsito y una Pascua. Hasta que llegue el tránsito definitivo, la Pascua consumada.
Entonces comprenderemos que para vivir hace falta morir, para encontrarse plenamente en el Señor hace falta despedirse. 
Y que es necesario pasar por muchas cosas para poder entrar en la gloria (Lc 24, 26).

Señora de la Pascua: en las dos puntas de nuestro camino, tus dos palabras:
fíat y magnificat.
Que aprendamos que la vida es siempre un «sí» y un «muchas gracias».

Amén. Que así sea.
+ Eduardo Francisco Cardenal Pironio

A Nuestra Señora de América


Virgen de la esperanza,
Madre de los pobres,
Señora de los que peregrinan: óyenos.

Hoy te pedimos por América,
el continente que tú visitas, con los pies descalzos, 
ofreciéndole la riqueza del Niño que aprietas en tus brazos.

Un niño pobre, que nos hace ricos.
Un niño esclavo, que nos hace libres.

Nuestra Señora de Guadalupe


Virgen de la esperanza: 
América despierta.

Sobre sus cerros despunta la luz
de una mañana nueva.
Es el día de la salvación
que ya se acerca.
Sobre los pueblos que marchaban en tinieblas, 
ha brillado una gran luz.
Esa luz es el Señor 
que tú nos diste,
hace mucho, en Belén, a medianoche.

Queremos caminar en la esperanza.

Madre de los pobres
hay mucha miseria entre nosotros.
Falta el pan material en muchas casas.
Falta el pan de la verdad en muchas mentes.
Falta el pan del amor en muchos hombres.
Falta el Pan del Señor en muchos pueblos.
Tú conoces la pobreza y la viviste.

Danos alma de pobres para ser felices.
Pero alivia la miseria de los cuerpos
y arranca del corazón de tantos
hombres el egoísmo que empobrece.

Señora de los que peregrinan:
Somos el Pueblo de Dios en América.
Somos la Iglesia que peregrina hacia la Pascua.

Que los obispos tengan un corazón de padre.
Que los sacerdotes sean los amigos de Dios para los hombres.
Que los religiosos muestren la alegría anticipada del Reino de los Cielos.
Que los laicos sean ante el mundo testigos del Señor resucitado.
Y que caminemos juntos con todos los hombres y mujeres,
compartiendo sus angustias y esperanzas.

Que los pueblos de América vayan avanzando hacia el progreso
por los caminos de la paz en la justicia.

Nuestra Señora de América:
ilumina nuestra esperanza,
alivia nuestra pobreza,
peregrina con nosotros, hacia el Padre.

Así sea.

+ Cardenal Eduardo Pironio