Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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sábado, 3 de agosto de 2019

IV Foro Internacional de Jóvenes Denver 1993


IV FORUM INTERNACIONAL DE JÓVENES
«He venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10)
Vigilia de los jóvenes  - JMJ Denver 1993

Este es el tema que nos ha fijado el Santo Padre para la VIII Jornada Mundial de la Juventud. Lo hemos reflexionado durante todo un año, lo hemos contemplado, lo hemos compartido. Ahora lo volvemos a retomar para profundizarlo desde otra perspectiva más universal -por consiguiente más rica y más completa-: el encuentro mundial en Cristo y con el Papa de jóvenes de todos los países, de diferentes culturas y lenguas, de realidades distintas y a veces contrastantes y contradictorias. 
¿Es verdad que todos los jóvenes aman la Vida y la buscan? La experiencia cotidiana nos dice lamentablemente que no. ¿No se sienten con frecuencia víctimas y protagonistas negativos de una anticultura de la muerte? Sin embargo, los jóvenes están llamados a ser el germen de una nueva civilización de la verdad, de la vida y el amor. Todo esto nos lleva a una mirada profunda y comunitaria -una mirada de fe- sobre el mundo, la Iglesia, Jesucristo. El programa preparado para este IV Forum Internacional prevee sintéticamente lo siguiente: una mirada sobre la realidad concreta del mundo, una reflexión bíblico-teológica sobre esta realidad, una opción radical por Cristo «vida nuestra», una experiencia de Iglesia comunidad de vida, un compromiso misionero de inserción en el mundo desde la vida nueva en Jesucristo. Por eso la importancia de este Forum que no es simplemente de información, de intercambio de ideas, de estudio, sino fundamentalmente un Forum de profunda renovación, de conversión y de esperanza. Es un Forum de jóvenes «delegados», por eso su responsabilidad frente a las Conferencias Episcopales o frente a las Asociaciones, Movimientos y Grupos que representan. Es un Forum de «dirigentes» -adultos o jóvenes-; por eso, la fuerza de su testimonio, la validez de su palabra y la seriedad de su compromiso. Diría que este Forum tiene que ser esencialmente un Forum de gracia, de santidad, de trasparencia. Por lo mismo tiene que ser hecho en profundidad de oración, en alegría de caridad fraterna y en generosidad de disponibilidad para la misión.

Paso ahora a presentar brevemente algunas reflexiones:

1 _ «He venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia». Jesús dice estas palabras en el contexto de su misión de «Buen Pastor»: «Yo soy la Puerta». «Yo soy el Buen Pastor»: «el buen Pastor da su vida por las ovejas» (cfr. Jn 10,7-16). «Por eso me ama el Padre porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo...» (Jn 10, 17-18);
A-
se trata de la misión de Jesús: «para eso he sido enviado», «este es el mandato que recibí de mi Padre». Recordemos las palabras de Jesús a Nicodemo: «Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga la Vida eterna» (Jn 3,16). San Juan, conectando la misión de Jesús con el amor del Padre, nos dice: «Así Dios nos manifestó su amor: envió su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él» (1 Jn 4,9). Esta misión de dar la vida la realiza Jesús por las palabras, los gestos, la entrega de su propia vida en la cruz. «Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna» (Jn 5,24); «las palabras que les dije son Espíritu y Vida» (Jn 6,63). Jesucristo mismo es la Palabra que «estaba junto a Dios y era Dios... En ella estaba la vida y la vida era luz de los hombres... Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros» (cfr. Jn 1,1-14). Jesús fue enviado por el Padre para que tuviéramos vida; por eso «recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente» (Mt 4,23). Las palabras y los gestos de Jesús se refieren directamente a la Vida: las enseñanzas del Reino, la curación de los enfermos y la resurrección de los muertos manifiestan que Jesús ha sido enviado para comunicarnos la Vida. «Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás» (Jn 11,25-26), responde Jesús a la dolorosa experiencia de las hermanas de Lázaro: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto» (Jn 11,21 y 32). Porque sienten que Jesús es la Vida: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6). «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida» (Jn 8,12). Pero Jesús no sólo nos enseña que El es la Vida y nos da vida, sino que nos entrega su propia vida en la cruz («No hay amor más grande que dar la vida por los amigos», Jn 15,13) y en la Eucaristía: «El pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo» (Jn 6,51). «El Padre me ama porque yo doy mi vida» (Jn 10,17)

III Foro Internacional de Jóvenes. Polonia 1993


III Forum Internacional de Jóvenes - Polonia

Czestochowa, 7 de agosto de 1991

"Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Pues no recibísteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor,
antes bien,
recibísteis un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace exclamar"
Abbá, Padre" (Rm 8,14-15).
Vigilia de los jóvenes ,Polonia 1991. En el fondo de la imagen el Card, Pironio

"
I.- El Espíritu y la libertad
Este texto del Apóstol San Pablo a los Romanos nos coloca en el centro de la VI Jornada Mundial de Jóvenes y del III Forum Internacional que la precede. Se trata esencialmente del Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios por el bautismo; por consiguiente, hermanos y libres. La verdadera fraternidad evangélica (con su exigencia de solidaridad universal) y la auténtica libertad de cada hombre y de todos los hombres, son consecuencia de esta simplicísima y trascendental verdad del Evangelio: por el Espíritu del Señor Jesús, que nos fué dado en el Bautismo, somos hijos en el Hijo: "el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios" (Jn 3,5). Se trata de "la novedad cristiana" o "pascual" de todo hombre por el bautismo, punto inicial de nuestro itinerario de santidad y de apostolado. A partir de esta "novedad" inicial obrada en nosotros por el bautismo, todo cristiano -hecho en Cristo "nueva creación" y "hombre nuevo" por el Espíritu Santo- va creciendo y madurando "de novedad en novedad" hasta llegar a la plenitud de Cristo en la novedad definitiva de los "cielos nuevos y la tierra nueva".
Nos encontramos indudablemente hoy frente a "realidades nuevas" que plantean a los jóvenes nuevos desafíos y, sobre todo, la responsabilidad de vivir de un modo nuevo -más profundo, más solidario, más comprometido, más alegre y más lleno de esperanza- este momento formidable de la historia que nos toca transformar en "historia de salvación". Cuando en 1989 celebrábamos en Santiago de Compostela, con el Santo Padre, la IVª Jornada Mundial de Jóvenes, estábamos lejos de pensar las "realidades nuevas" que se presentarían inmediatamente después con la apertura de las fronteras y la caída del muro de Berlín. El Santo Padre animaba entonces a los jóvenes de todo el mundo: "no tengáis miedo de ser santos". Ahora nos exhorta con palabras de San Pablo: "no recibísteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibísteis un espíritu de hijos..." Es un reclamo del Papa a no recaer en la esclavitud y en el miedo, sino a ser libres y fuertes en la esperanza. Pero es, también, un llamado a vivir en la verdadera libertad de los hijos de Dios. "Para ser libres nos liberó Cristo", escribe San Pablo a los Gálatas (Gal 5,1). Y conecta enseguida la verdadera libertad con el amor y con la acción del Espíritu Santo: "Porque, hermanos, habéis sido llamados a libertad; sólo que no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros. Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os devoráis mutuamente, ¡mirad no vayáis mutuamente a destruiros!" (Gal 5, 13-15). Y más adelante conecta la caridad con el Espíritu: "el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz..." (Gal 5,22).

Precisamente por eso el Papa ha querido conectar el tema de la libertad con el Espíritu Santo. Muchos pueblos -después de una larga y dura esclavitud bajo regímenes de opresión- han recobrado felizmente la libertad. En este cambio radical de situaciones, los jóvenes buscan la libertad. ¿Pero, cuál libertad? ¿La del espíritu o la de la carne? Porque se corre el riesgo de caer en nuevas esclavitudes, más fuertes y opresoras que las primeras (el consumismo, la droga, el sexo, el hambre del poder o del tener). Sólo seremos libres con aquella libertad con la cual Cristo nos ha liberado (Gal 5,1). La liberación plena e integral nos la trajo Cristo con su encarnación, muerte y resurrección; es decir, con su Misterio Pascual que se hace nuestro por la acción del Espíritu Santo en el bautismo. "Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor allí está la libertad" (2 Cor 3,17).

viernes, 2 de agosto de 2019

II Foro Internacional de Jóvenes 1989 Santiago de Compostela


II Forum Internacional de Jóvenes 


Discurso de Apertura - Santiago de Compostela, 13 de agosto de 1989


"El Dios de la esperanza os colme de toda alegría y paz en vuestra fe,
hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo" (Rm. 15,13).


Con estas hermosísimas palabras de San Pablo a los cristianos de Roma -hechas augurio y oración- yo quiero saludar esta mañana, en Santiago de Compostela, a los jóvenes de todo el mundo presentes en el Foro que iniciamos.
Es un augurio de paz, de alegría y de esperanza. Yo sé que muchos de ustedes vienen de países conflictuados y violentos, donde es difícil la paz, donde no puede gustarse la alegría y donde la esperanza es casi imposible humanamente proclamarla. Por eso pido al Señor que les conceda -para luego transmitir a los demás- una serenidad interior que es fruto del amor, una alegría profunda e inalterable que es fruto de la cruz pascual y una esperanza teologal inquebrantable que es fruto de la experiencia del amor del Padre y de la permanente presencia de Jesús resucitado por la potencia del Espíritu. Paz, alegría y esperanza.
La esperanza es, precisamente, lo que tiene que ir afirmándose entre nosotros estos días. Como fruto de una verdadera comunión fraterna, de una solidaridad con los sufrimientos de los otros y como seguridad de que Cristo resucitó y sigue haciendo el camino con nosotros. "Resucitó Cristo nuestra esperanza". "Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo. ¿Seremos capaces, al final, de "dar razón de la esperanza", que hay en nosotros a los que nos la pidan? ¿Surgirán de aquí -para el mundo atormentado en que vivimos- jóvenes nuevos que sepan ser testigos del amor de Dios y profetas de esperanza? Yo estoy seguro que sí. El texto de San Pablo dice que hay que "rebosar de esperanza"; es decir, contagiarla desde nuestra plenitud interior. El Foro Internacional -a través de la reflexión personal y compartida, del testimonio y del diálogo, de la oración y la convivencia silenciosa- tiene que convertirse en "generador de esperanza". Pero de esa "esperanza que no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm. 5,5).
Y es precisamente, el Espíritu Santo, quien tiene que obrar en este Foro. Pablo habla de "la fuerza del Espíritu Santo". Esta fuerza se traduce, para nosotros, en tres actitudes fundamentales: la escucha de la Palabra de Dios, en el silencio, la oración contemplativa y el diálogo; la alegría de la comunión fraterna que asegura la presencia del Resucitado ("donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos", Mt. 18,20); y la total disponibilidad para la conversión: que el Espíritu de Pentecostés nos haga "un solo corazón y una sola alma", nos dé sabiduría, coraje y capacidad de amar hasta dar la vida. ¿Será este un Foro de escucha y de fidelidad al Espíritu?
Ciertamente que sí si es un Foro celebrado en la búsqueda de nuestra fe: fe confesada y madurada en la existencia cotidiana, fe compartida en el dolor y la esperanza, fe proclamada en el testimonio silencioso y en el anuncio explícito de Jesús resucitado. Precisamente el Foro tiende a eso: a profundizar nuestra fe en el silencio y la oración, en el testimonio y la reflexión, en la amistad y el compromiso. Para comunicarnos luego un fuerte espíritu misionero y comprometernos en una nueva evangelización. El Camino de Santiago es siempre un camino de fe proclamada, acogida y anunciada. Es el camino de los testigos, de los mártires, de los profetas. "He visto al Señor y me ha dicho tales cosas" (cfr. Jn. 20,18). Ciertamente, de todo el Camino de Santiago, de las Jornadas previas a la llegada del Santo Padre, del encuentro con el Papa y de este Foro tienen que salir jóvenes fuertemente comprometidos en una nueva evangelización y en la construcción de la civilización del amor.
***

La idea del Foro nació en Buenos Aires, a principios de 1987, por expreso pedido de los jóvenes.
El encuentro mundial con el Papa, si quería ser fructuoso, tenía que ser preparado por unos días de diálogo y profundización entre los mismos jóvenes. Y es esto lo que ahora pretendemos: sentarnos a escuchar al Señor en la oración, abrir el corazón al Espíritu de Dios que nos reúne y nos habita, escuchar en la amistad el riquísimo testimonio de los otros, profundizar en la Palabra de Dios y en el Magisterio de la Iglesia, comunicarnos coraje y esperanza, aumentar nuestra fe y animar nuestra caridad, comprometernos juntos a evangelizar y a cambiar el mundo.
Esto exige una mirada de fe sobre la situación actual -particularmente en lo que atañe al mundo juvenil- con realismo evangélico y perspectiva de esperanza. Lo más concreto e internacional posible. Por eso no se trata de largos discursos ni conferencias magistrales: sólo algunas orientaciones fundamentales que introduzcan el diálogo, el testimonio, la reflexión personal y comunitaria.
Tampoco se trata de sacar necesariamente conclusiones (las recogeremos ciertamente si las hay, y yo espero que las haya) ni de redactar necesariamente un mensaje (también lo haremos si nace con madurez de la reflexión y del diálogo, pero no perdamos la serenidad y profundidad del Foro con la tensión de publicar algo). El Foro se realiza con poquísima gente (es natural, si pretendemos la comunicación y el diálogo), pero sus frutos tendrán que llegar después a todo el mundo juvenil. No es una discusión pública abierta a todos los temas y a todas las intervenciones. Luego, se podrían multiplicar en los diversos países y continentes, según la problemática y la cultura diferentes.
El tema será esencialmente Cristo Camino, Verdad y Vida. Siempre en perspectiva de la "nueva evangelización. Se ha hecho ya un largo camino de preparación, en la reflexión personal y comunitaria, en las diferentes Iglesias particulares, en las diversas asociaciones, comunidades, grupos y movimientos. Ahora se trata de poner en común las reflexiones realizadas y compartir las experiencias vividas. Tres días son muy poco para profundizar un tema; se trata, más vale, de compartirlo con sencillez y serenidad. Lo importante, en estos días, es la comunión fraterna y la amistad sencilla y verdadera; el realismo sereno de la participación y el testimonio; y, sobre todo, la apertura interior al Espíritu Santo en la profundidad de la oración, en la escucha humilde de los otros, en la reflexión personal, en la lectura evangélica de los nuevos signos de los tiempos, en la penetración gustosa de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia.
Nos acompañe el Apóstol Santiago, a cuya tumba hemos peregrinado en la esperanza; nos ayude María, la Virgen orante, la Estrella de la Evangelización, que supo acoger la Palabra y entregarla. Y, sobre todo, nos inspire y nos haga fieles el Espíritu del Señor resucitado.
+ Eduardo F. Card. Pironio