Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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domingo, 17 de junio de 2018

El Cardenal Sandri recuerda al Card. Pironio



Discurso del Cardenal Leonardo Sandri 
durante la Jornada en memoria del Siervo de Dios 
Cardenal Eduardo Pironio
 (Palacio San Calixto, Congregación para las Iglesias Orientales)

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JORNADA EN MEMORIA DEL SIERVO DE DIOS CARDENAL EDUARDO PIRONIO

[Texto original en Italiano. Fuente Osservatore Romano. 
Traducción al español: Nuria para cardenaleduardopironio.blogspot.com.ar]

Roma, Miércoles 30 de mayo de 2018

El Cardinal Leonardo Sandri prefecto de las Iglsias Orientales participó hoy en la primera parte de la jornada organizada por la Embajada Argentina ante la Santa Sede para recordar la figura del Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio en el vigésimo año de su muerte. 

En la apertura el Cardenal Sandri presidió la celebración eucarística en la Iglesia de Santa Maria della Scala concelebrada por el Arzobispo de Spoleto Norcia Monseñor Renato Boccardo, el Secretario General de la Gobernación del Estado Ciudad del Vaticano Monseñor Fernando Vérgez y el obispo de Chascomús Monseñor Malfa entre otros prelados. 



INTERVENCIÓN DEL CARDENAL SANDRI
Agradezco al embajador Rogelio Pfirter por la organización de esta jornada que nos ofrece la oportunidad de reavivar la memoria del Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio del cual aspiramos que el camino a la beatificación proceda sin dificultad. Y por medio de los trabajos de esta mañana se permitió de encontrarnos muchos de los que estamos vinculados a su memoria en las diversas etapas de su servicio sacerdotal y episcopal.
Hoy he tenido la oportunidad de de ofrecer una reflexión en la homilía de la Santa Misa celebrada esta mañana en el cual me he limitado a recoger un trozo de la personalidad del Cardenal Pironio, aspectos enmarcados en  su "legado" que es el tema de la primera sesión de esta jornada. 
Tuve la alegría de poder tenerlo al lado mío durante mi camio de formación en el seminario por algunos años al por entonces rector Eduardo Pironio antes de que fuera obispo auxiliar de La Plata.  Desde ese lugar, unos días antes de mi ordenación sacerdotal, que tuvo lugar el 2 de diciembre de 1967, Mons. Pironio me escribió una tarjeta de felicitación que todavía guardo cuidadosamente, y me emociona volver a leer justo después de la celebración de mi Jubileo oro sacerdotal.


“Muy querido Sandri: ¡ qué alegría saber que dentro de muy poco, serás sacerdote! Cómo siento revivir en el tuyo, fresco y generoso, la alegría de mi propio sacerdocio! Te encomiendo a la Virgen de un modo especial. Ella – bajo la acción del Espiritu – formará en ti al nuevo Cristo. Yo deseo que tu vida sea sencillamente eso: una permanente presencia de Cristo entro los hombres. He vivido y sufrido mucho en mi larga vida sacerdotal. Por eso tengo cierto derecho a decir que me siento felicísimo de ser sacerdote y que las almas no esperan otra cosa de nosotros más que al “hombre de Dios”.
Te ofrezco de corazón la sencillez de mi oración, la alegría de mi cruz y la sinceridad de mi cariño de hermano y amigo. Y te ruego me encomiendes al Señor en tus dos grandes fechas y me bendigas. Con Cristo y María Santísima. + E. Pironio”

Cualquiera de nosotros aquí presente y muchos otros ha podido conocer en diferentes encargos de responsabilidad , al interno del episcopado argentino y latinoamericano primero y después en la curia romana, y no obstante la fatiga que ha debido afrontar... todos lo recordamos con una profunda paz de corazón y una sonrisa que no estaba solo en los labios sino en la mirada, como viniendo del corazón.



Twitter del Cardenal Sandri. En la foto con solideo rojo. 
Creo que puedo decir con franqueza que esto podría suceder porque siempre ha mantenido clara la conciencia de la fuente, su sacerdocio: es tan singular como dice en la nota dirigida a mí, haber vivido y sufrido mucho en la vida sacerdotal ... y por esto estar muy feliz de ser un sacerdote
Alguien hoy duda al oír definir al sacerdote de acuerdo con la definición "alter Christus ", pero cuando nos enfrentamos con figuras como la del Cardenal Pironio entendemos que este miedo no tiene fundamento: una base profunda en el Señor Jesús que nos lleva a asumirlo como el Maestro, una gran atención humana, simple, concreta y cotidiana, a la vida de los hombres que se le han confiado.
Recuerdo entonces las conversaciones que el Padre Pironio tuvo con nosotros seminaristas personalmente, visitándonos en las habitaciones, preguntándonos por la vida, estudios y también tratando de encontrar a las familias que pudieran ayudarnos económicamente. 
En esos diálogos, lo recuerdo, insistiendo en desarrollar en nosotros la devoción a Nuestra Santísima Madre, como garantía de fidelidad de nuestro futuro sacerdocio.
Un rector que sabía cómo tomar decisiones - como  en el caso de un seminarista que fue despedido por un episodio grave de indisciplina -  pero también pudo mantenerse cerca de nuestro crecimiento superando las barreras formales, como cuando estaba de vacaciones en la Casa de Verano del Seminario (en Pilar) vino con nosotros al río Luján y subió con nosotros en los botes para dar un paseo en el agua, que para esos momentos estaba fuera de lugar aunque imposible pensar siquiera.
Y también en los años siguientes, cuando ambos estábamos en Roma, recuerdo muchos episodios que exaltan su espíritu sacerdotal: entre otros, la delicadeza con la que cuidó a su hermano Ángel, incluso durante la enfermedad, y la amistad mostrada hacia el cardenal Quarracino, hospitalizado en el Fatebenefratelli por un derrame antes de tomar el vuelo de regreso a Buenos Aires, que también quería venir a Primeros Auxilios con Monseñor Manuel Fernández (Manolo) y conmigo. El " sello sacerdotal" de la encomendación del Cardenal Pironio a la Virgen María,  lo tengo con aprecio en mi casa, representado en esa imágen de madera de la " Val Gardena" de la Virgen del acompañamiento que él me regaló cuando me iba para Venezuela como Nunzio, en 1997; esa fue nuestro último encuentro.
Podemos decir francamente que el Cardenal Pironio no siempre ha sido bien comprendido en su trato y ni en sus elecciones, tanto en América Latina como aquí en Roma: esto no debería escandalizarnos o hacernos partidarios al dividirnos entre nosotros en bandos como el mundo (y tal vez - diría que le gustaría al escritor Benson amado y citado por el Papa Francisco - el patrón del mundo -, debemos cruzar cada tormenta con la serenidad que tenía el Siervo de Dios. Es decir, la Iglesia es de Cristo y él se queda en el barca para hacernos enfrentar el mar de la misión, trayendo su Evangelio. Gracias.


SANTA MISA - HOMILÍA CARDENAL SANDRI

Excelencias reverendísimas
Excelencia señor embajador 
Reverendos sacedortes, religiosos y religiosas
Hermanos y Hermanas en el Señor


"La hierba se seca, las flores caen, pero la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la Palabra del Evangelio que les ha sido anunciada "

1. Las palabras del Apóstol Pedro proclamadas en la primera lectura nos introducen a la celebración de esta Eucaristía, centro y cumbre del día en conmemoración del Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio por cuya organización agradecemos a la Embajada argentina ante la Santa Sede y en particular SE Sr. Rogelio Pfirter, a quien saludo cordialmente.
2. Han pasado 20 años desde la muerte del Cardenal Pironio, y nuestro encuentro no está marcado por la tristeza de su falta, sino que se convierte en acción de gracias por la vida de este gran hijo de la Iglesia e hijo de nuestra querida tierra. , Argentina, pero también de Italia, una tierra de origen, como para muchos de nosotros, de su familia.
La vida del hombre se consume dentro y fuera, pero ¿cuántos deja conquistar, y guiar por la Palabra del Señor crucificado y resucitado para convertirse en signo y a la vez en sembradores de esperanza incorruptible conquistada a un alto precio por por Cristo. Esos son como "chispas en el rastrojo, corriendo de aquí para allá", centrándose en todo el mundo, como el Libro de la Sabiduría cuando habla del destino de los justos, la expresión en un sentido, tomado de San Juan Pablo II frente a los jóvenes en Vigilia en Tor Vergata en agosto de 2000, durante su jubileo y Jornada Mundial de la Juventud. Un fuego, el de Dios, diferente de los muchos fuegos mortales humanos -de poderes políticos o económicos que se encienden y apagan con gran facilidad, recayendo a veces las consecuencias sobre la población - y lejos de los fuegos destructivos de la violencia, abusos y devastación que podemos diseñar y diseminar: un fuego en lugar de purificación, que calienta e ilumina el corazón, porque le recuerda haber sido creado por Dios y estar inquieto hasta que descanse en él.
3. El cardenal Eduardo se dejó el primero encender por la chispa de Pentecostés, y dejo que ardía en él, en todas las etapas de su vida humana y sacerdotal: aquí recuerdo su etapa como rector del seminario - donde tuve la alegría de tenerlo yo mismo como guía - y después obispo auxiliar de la Plata y el obispo de Mar del Plata (aquí recordar que mañana será el 54 aniversario de la ordenación episcopal, que tuvo lugar en el Santuario de Luján, celebración en la cual tuve la alegría de participar) así como también Secretario general y Presidente del Episcopado Latinoamericano (CELAM), prefecto de la Congregación para los religiosos y luego Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, teniendo el mérito de ayudar a San Juan Pablo II a realizar los eventos memorables de la Jornada Mundial de la Juventud. 
Todavía hoy hay necesidad de la luz de Dios en la formación de los sacerdotes, dentro de las Conferencias Episcopales, tanto a nivel local como en las asambleas nacionales, continentales y universales, se siente la exigencia de que la vida religiosa sea siempre luminosa y signo de anticipo de la vida futura en Dios. Más aún ahora ayudar a los jóvenes a que no pierdan el camino de la vida, a no temer el esfuerzo para seguir ese camino, para detectar la dirección y los pasos a seguir, sintiéndose parte de la gran familia de la Iglesia, tal como lo experimentamos en particular en el Sínodo de Obispos de octubre bajo la guía del Papa Francisco. Estamos seguros de que en todas las áreas que he mencionado, que son aquellos de la vida y del servicio sacerdotal del Siervo de Dios Cardenal Pironio, él continúa ofreciendo su intercesión, uniéndose a la de María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia.
4. La chispa de la luz de Cristo brilla en nuestros corazones, pero esa chispa, sabemos, corresponde a una gracia a un alto precio, no solo para Jesús, sino también para todos aquellos que quieren disponerse con alegría y determinación para seguirlo: el Evangelio evocada por un lado el anuncio de la pasión hecho a los discípulos saliendo a Jerusalén, y por el otro el cáliz de la pasión que los apóstoles son llamados a beber capaz de darse a la verdadera grandeza, que es la del Maestro que sirve inclinado hacia los hermanos en lugar de sentarse en un trono. Ser discípulos es difícil, en el desafío de la fidelidad cotidiana, dentro de los obstáculos de la vida y quizás los malentendidos que puedan surgir de los hermanos e incluso de la Iglesia misma, pero si sigues mirando a Cristo, el peso de la carga se convierte en un yugo dulce, porque junto con él ... 
El cardenal Pironio lo sabemos, él también cruzó algunos valles oscuros, pero no tuvo miedo, repitiendo dentro de sí mismo la palabra del Salmo: ¡No temo a ningún mal, porque Tú estás conmigo! La paz y la alegría interior que se podía ver en sus ojos, en su sonrisa y en el trabajo infatigable por el Reino de Dios fueron su signo, y siguen siendo un regalo precioso para cada uno de nosotros.
5. El cardenal Pironio ciertamente se regocijó y continúa regocijándose al ver en el trono de Pedro a un hijo de Argentina, que se convirtió en padre de todos: rezamos por el Papa Francisco y por cada uno de nosotros, para que sostenidos por el ejemplo del Siervo de Dios también podamos también nosotros convertimos en sembradores de esperanza, ser chispas que ponen el fuego de Dios en el mundo, sabiendo cómo enfrentar sin temor los errores, los desafíos y los obstáculos que todos los días se nos presentan. 
Amén.
Cardenal Leonardo Sandri 


[Texto original en Italiano. Fuente Osservatore Romano. 
Traducción al español: Nuria para cardenaleduardopironio.blogspot.com.ar. 
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