Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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Cardenal Pironio / Testamento Espiritual

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jueves, 20 de octubre de 2005

                                      
Pironio: presente en nuestros corazones 


OCTUBRE 2005


El 5 de febrero de 1998, el Cardenal Eduardo Francisco Pironio, partía a la Casa del Padre desde Roma, donde había vivido y trabajado los 23 últimos años de su vida.
 Ocho años después (2005) su presencia sencilla y profunda, alegre y esperanzadora se sigue sintiendo en la Ciudad Eterna.
Durante el año pasado se dieron los primeros pasos de la causa de beatificación en el Vicariato de Roma, con el aval y el pedido de la Conferencia Episcopal Argentina.
 En el mes de octubre se presentó públicamente el nacimiento de la “Asociación Cardenal Pironio” con el objetivo de acompañar el proceso iniciado, divulgando el testimonio de su vida y su espiritualidad, promoviendo un movimiento de oración y de intercesión entre los fieles de todo el mundo que han conocido su vida, sus obras, y hoy, dan testimonio de su santidad.

Esta tarde,  a pocos metros de la Plaza de San Pedro, muy cerca del corazón de la Iglesia, y en un lugar especialmente dedicado a la acogida de la juventud, el “Centro Internacional Juvenil San Lorenzo”, lo recordamos celebrando la Eucaristía.  Una celebración de acción de gracias al Señor por el regalo que el Cardenal Pironio ha sido y es para la Iglesia.
 Al finalizar la Eucaristía, mientras esperaba el colectivo para volver a casa, sorprendido por el viento y el frío que han traído nuevamente el invierno a Roma, se me ocurrió pensar cuánto hace falta la presencia cálida  y constructiva del Cardenal en estos tiempos eclesiales que nos tocan vivir.
 Me preguntaba. ¿Por qué hoy sigue siendo necesario el testimonio de su vida y su presencia motivadora e intercesora?...
 Mons. Renato Boccardo, actual secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano, que trabajó a su lado en el Pontificio Consejo para los laicos, y que hoy presidió la Eucaristía, nos decía hace unos meses en la presentación de la Asociación antes mencionada: “Podemos afirmar que el Cardenal Pironio es un mensaje. Se lo ha visto y se lo ha escuchado.  Ha pronunciado palabras verdaderas, palabras de un sabio, porque hablaba con el corazón y hablaba al corazón.  Ha sido un líder espiritual que ha hecho escuela. Con sus pensamientos y sus palabras ha sugerido un camino a los hombres y a las mujeres de hoy, un camino que sirve para laicos y religiosos, para obispos y sacerdotes, para jóvenes y adultos.  Sin este camino cristiano, y no es necesario agregar otros adjetivos, muchos de nosotros no seríamos lo que somos.”[1]
 El P. José Maria Arnaiz, marianista, hasta hace un par de meses Secretario General de la Unión de Superiores Generales, que conoció de cerca al Cardenal y recibió el don de su amistad, ha escrito  recientemente: “El Cardenal Eduardo Pironio fue una visita de Dios para muchas personas y para no pocas comunidades cristianas y religiosas.  Esa visita se transformó en un momento salvífico. Entró en la casa de muchas vidas.  En ellas dejó lo que más tenía: esperanza, alegría, la presencia de María, la fecundidad de la cruz, la fuerza trasformadora de la Pascua, el amor fiel a la Iglesia”.[2]

 El Cardenal Pironio sigue presente Con su sonrisa nos sigue trasmitiendo la alegría de la buena noticia del Reino de Jesús. Y nos llama a ser testigos de la esperanza en el mundo de hoy, especialmente para los más pobres que siempre estuvieron presentes en su corazón.
 Termino este compartir, con la “oración oficial” presentada por la Postulación de la Causa de Beatificación, y que sintetiza claramente su vida,  y la invitación que su memoria hace a nuestras propias vidas:
 Dios, Padre nuestro, que has llamado a tu siervo Eduardo Francisco Pironio a servir a tu Iglesia como sacerdote y obispo confortado por la materna solicitud de la Virgen María, y lo has hecho alegre anunciador de la esperanza y de la cruz, concédenos que siguiendo su ejemplo podamos proclamar y testimoniar nuestra fe con un corazón misericordioso y acogedor y, por su intercesión, danos la gracia que confiadamente te pedimos.
Por Cristo nuestro Señor.  Amén.
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*Religioso marianista, argentino.
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[1] La traducción hecha por el autor del artículo, el documento completo se puede encontrar en italiano en: [www.azionecattolica.it/FIAC/testimoni/figure_significative/Pironio/inaugurazione]
 [2] Revista Vida Religiosa, enero 2006, p.16.

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VER EL DISCURSO COMPLETO DE MONS. BOCCARDO EN ESPAÑOL O ITALIANO