Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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UN PASO MÁS CAMINO A LOS ALTARES

ROMA: CONCLUYÓ LA FASE DIOCESANA DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN  DEL SIERVO DE DIOS EDUARDO CARDENAL PIRONIO 11 DE MARZO DE 2016  ...

domingo, 16 de agosto de 2015

Pironio en la VIGILIA JMJ 1987

VIDEO

VIGILIA DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD


BUENOS AIRES 1987

Volvamos a disfrutar las palabras del Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio en el inicio de la Vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud ante casi un millón de jóvenes en la Avenida Nueve de Julio. 
(Sábado 11 de abril, Buenos Aires 1987)

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Agradecemos a "Pueblo de María"  y a María Jose A. por haber publicado en gloria.tv este documento y preservar así la memoria de nuestro pueblo. 
Que sea A Mayor Gloria de Dios!



JMJ Roma 1986

LA PRIMERA JORNADA MUNDIAL 
DE LA JUVENTUD 
ROMA 1986 -  NIVEL DIOCESANO

El anuncio de la institución de la Jornada Mundial de la Juventud se produjo durante la alocución de Juan Pablo II al Colegio de Cardenales y a la Curia Romana del 20 de diciembre de 1985: "El señor ha bendecido ese encuentro (con los jóvenes la víspera del Domingo de Ramos el 30 de marzo de 1985) de forma extraordinaria, tanto que, para los años venideros, se ha creado la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará el Domingo de Ramos, con la valiosa colaboración del Consejo para los Laicos". Ver Aqui


El Cardenal Pironio junto a Juan Pablo II
Pascua - 30 de marzo de 1986


Primera Jornada Mundial de la Juventud
Roma - 1986

Tema: «Siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1Pt 3,15)
Celebración (diocesana) Domingo de Ramos (23 de marzo de 1986)



sábado, 15 de agosto de 2015

I Foro Internacional de Jóvenes - JMJ Buenos Aires 1987

* Documento Completo

Forum Internacional de Jóvenes - Argentina
Buenos Aires, 9 de abril de 1987



UNA EVANGELIZACION PARA LA CONSTRUCCION
DE UNA NUEVA SOCIEDAD


Por Cardenal Eduardo Pironio

CARDENAL EDUARDO PIRONIO - JMJ - BUENOS AIRES 1987

"Les escribo a ustedes, jóvenes, porque ustedes son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno" (1 Jn.2,14).

Nos encontramos evidentemente, frente a una juventud nueva: más profunda, reflexiva y orante, más sensible a los problemas de la libertad y la justicia, más deseosa de participar en la vida de la Iglesia y en la construcción de la sociedad. Una juventud que quiere comprometerse en una "nueva evangelización", con plena fidelidad a Jesucristo y al hombre. 

La celebración de la Jornada Mundial en Buenos Aires -en un continente de cruz y de esperanza, como es América Latina- presenta a los jóvenes un triple desafío: a su oración, a su esperanza, a su amor. Para ello trataremos de reflexionar juntos, a la luz del Evangelio, y de hacer de nuestra vida una opción fundamental por Jesucristo y su Evangelio.


Comenzamos por recordar y asumir dos textos del Evangelio: el primero relativo a Jesús, el segundo a la responsabilidad evangelizadora que recibimos, como Iglesia, de Jesús:

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor" (Lc.4,18- 19).

Una contemplación sobre Jesús -sobre su Persona, su Palabra y su Obra redentora- nos revela que "Jesús mismo, Evangelio de Dios, ha sido el primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena" (E.N. 7). Todo en Jesús - su Encarnación, sus milagros, sus enseñanzas, su misterio pascual- "forman parte de su actividad evangelizadora" (E.N. 6).


martes, 11 de agosto de 2015

El Primer Cónclave del Cardenal Pironio

EL CÓNCLAVE DE AGOSTO DE 1978

Creado cardenal por Pablo VI en 1976 y prefecto de la Sagrada Congregación de Relgiosos e institutos seculares desde 1975, el cardenal Pironio fue elector en los dos cónclaves del año 1978. En apenas tres años en la curia romana Pironio era ampliamente conocido en América y Europa.
El cónclave de 25 de agosto de 1978 fue convocado luego de la muerte del papa Pablo VI, ocurrida Castel Gandolfo el 6 de agosto de ese año. Comenzó el 25 de agosto y terminó el 26 de agosto, después de cuatro votaciones. Esta elección es la primera donde no participan los cardenales mayores de ochenta años, puesto que se trataba de la primera surgida del Concilio Vaticano II. 

El Cardenal Mario Luigi Cappi saluda
al Cardenal Pironio y al Cardenal Luciani - AP Photo

En la foto vemos al Cardenal Cappi (teológo de la Casa Pontificia) junto al Cardenal Luciani (patriarca de Venecia) y al Cardenal Pironio (prefecto de la Congreg. de Religiosos) durante el encuentro entre los cardenales y el cuerpo diplomático el 11 de agosto durante la Sede Vacante de 1978 en Vaticano.  [Original en inglés: Cardinal Albino Luciani, center, who has been elected for the new Pope, taking the name of Pope John Paul I, is pictured Aug. 11, 1978 with Italian cardinal Mario Luigi Cappi, left, and Argentine cardinal Eduardo Pironio during the cardinals-ambassadors meeting in Vatican City. Ap Photo, August 11, 1978]


PIRONIO EN 1978

Después de su elevación a la dignidad cardenalicia, Pablo VI lo nombró miembro de las Congregaciones para los Obispos, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para la Educación Católica, para las Iglesias Orientales, para la Evangelización de los Pueblos, del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia (hoy 2ª Sección de la Secretaría de Estado), del Pontificio Consejo de los Textos Legislativos y de la Pontificia Comisión para América latina.

Cardenal Pironio durante la Sede Vacante de agosto de 1978
(Foto prensa Estados Unidos)


viernes, 7 de agosto de 2015

ROMA 1985

ANTECEDENTE DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 



AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

Año Internacional de la Juventud - San Giovanni in Laterano - Roma 1985

Como antecedente inmediato tenemos el  año Internacional de la Juventud propuesto por las Naciones Unidas. Está ocación fue el puntapié inicial para el desarrollo de las JMJ. Juan Pablo II adhirió a este evento y fue un paso más allá, como él mismo Santo Padre decía sobre la ONU y el año de la juventud: "Ellos lo declararon, lo escribieron,  nosotros lo hicimos!! " (JP II, 1995) 

El 23 de marzo de 1985 (domingo de Ramos) en la Plaza de San Pedro San Juan Pablo II envía una Carta a todos los jóvenes del mundo y allí sienta las bases definitivas del encuentro.
La noche anterior nace la famosa "Vigilia" (veglia). Cientos de jóvenes acuden a la cita en la Plaza de la Iglesia de San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano) para compartir un momento de oración con el Papa y con el Cardenal Pironio que se convierte así en interlocutor de los jóvenes.
Su afectuoso saludo al Papa se repetiría en todas las Jornadas que organizó nuestro Cardenal, con amor alentaría a la juventud del mundo a seguir los pasos de Cristo con alegría y esperanza.

30 - 31 de marzo de 1985 Roma
Encuentro con los jóvenes (en el marco del Año Internacional de la Juventud convocado por la Organización de las Naciones Unidas)
Tema: "Sois llamados a construir la paz"

La segunda vez que los jóvenes se reunían fue por la invitación del Papa después de la oración del Angelus Domini desde la plaza de San Pedro, el 25 de noviembre de 1984 para encontrarse el Domingo de Ramos, "para celebrar, proclamar, testimoniar juntos que Cristo es nuestra paz" y con la petición a los Episcopados de todas las naciones, a los movimientos y a las asociaciones internacionales católicas de que apoyen la iniciativa" .

Documentos fundamentales:

Carta apostólica Dilecti amici del Santo Padre del 31 de marzo de 1985 "a los jóvenes y a las jóvenes del mundo" para el Año Internacional de la Juventud, convocado por la Organización de las Naciones Unidas (publicado el 26 de marzo de 1985).

Carta de acompañamiento del Santo Padre, a la Carta Apostólica Dilecti amici, a los Obispos de todo el mundo, del 31 de marzo de 1985 (Cfr. Enseñanzas de Juan Pablo II, VIII, 11985). En esta carta Juan Pablo II auspicia iniciativas concretas en el campo de la pastoral juvenil, a nivel nacional, diocesano, parroquial, en el ámbito de cada una de las asociaciones y de cada uno de los movimientos apostólicos que reúnen a la juventud.

Carta al director de Naciones Unidas con motivo del año Internacional de la Juventud 1985


Vigilia Plaza San Juan de Letrán


AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD
SALUDO DEL CARDENAL EDUARDO PIRONIO 
 A SU SANTIDAD JUAN PABLO II 
DURANTE EL ENCUENTRO INTERNACIONAL DE JÓVENES 
CELEBRADO EN LA PLAZA DE SAN JUAN DE LETRÁN DE ROMA

Sábado 30 de marzo de 1985



Santo Padre:
¡Cuán esperado este encuentro y cómo deseamos vivirlo en profundidad cristiana y eclesial! No perder una sola palabra, un solo gesto, un solo silencio. Cristo nos reúne en su nombre. 

El Espíritu Santo ora en nosotros al Padre, y nos habla en los cantos, en los testimonios, en la Palabra del Papa. María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dará una gran capacidad de escucha y de oración, de comunión fraterna y de servicio, de fidelidad y de esperanza.
Estos jóvenes, chicos y chicas, han venido de todo el mundo para encontrar al Papa (encontrar a Pedro, encontrar a Cristo), para rezar con el Papa, escucharlo, continuar con Él un diálogo ya comentado con la reciente «Carta a los jóvenes y a las jóvenes del mundo». 

Gracias, Padre Santo, por este gran regalo pascual. La respuesta de los jóvenes será una respuesta total, alegre y comprometida. Ya han acogido el mensaje de la cruz, a ellos confiada en la clausura del Año Santo de la Redención; han acogido el mensaje del primero de año y están fuertemente convencidos que «la paz y los jóvenes caminan juntos». Acogen, ahora, con alegría y gratitud la responsabilidad de dar razón de su esperanza.



Estos jóvenes, que ya conocen el dolor de los hombres y sufren el drama de la historia contemporánea, buscan sinceramente la verdad que les hará libres; tienen hambre y sed de justicia, quieren trabajar positivamente por la paz.
Por esto han venido hasta usted, el padre, el maestro, el amigo. Quieren ser el testimonio claro y coherente de que la Iglesia tiene una propuesta concreta para ofrecer a los hombres de buena voluntad. 

Una propuesta de participación, de desarrollo, de paz en el Cristo muerto y resucitado. Ellos serán la carta del Papa a los jóvenes y a las jóvenes de todo el mundo, la «carta de Cristo», «escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente» (2 Cor 3, 3).



Nuestro encuentro, Santo Padre, sigue la huella del diálogo de Cristo con el joven rico, como usted nos ha indicado. Gracias por habernos abierto más concretamente la riqueza de este texto evangélico. Gracias por habernos manifestado claramente que sólo Dios es bueno. Gracias por habernos mirado con amor gratuito y exigente. Gracias por habernos hablado de la responsabilidad creativa del gran sacramento esponsal. Gracias por habernos invitado a venderlo todo, a darlo a los pobres, para seguir radicalmente a Cristo. Gracias por habernos presentado a Cristo, nuestra paz y nuestra feliz esperanza. Gracias por habernos confiado a María («haced cuanto Él, el Cristo, os dirá»).



Padre Santo: Hoy y mañana, los jóvenes presentes en Roma encuentran en usted al «dulce Cristo», al «Maestro bueno», que con su presencia y su palabra les enseña a dar «pleno valor y pleno sentido» a su vida. 

Encuentran en usted al Cristo amigo, cuyo amor gratuito y exigente sienten profundamente dentro de sí y lo perciben con alegría desde el comienzo de la Carta que los llama «queridos amigos», «jóvenes amigos». Encuentran en usted al Cristo «imagen del Padre» que les hace gustar que «Dios es amor», «que el Padre desde siempre nos ha amado en su Hijo, que el Cristo ama a cada uno y siempre».

Usted, Padre Santo, desea a los jóvenes, «a cada uno y a cada una», que puedan descubrir esta mirada llena del amor de Cristo y experimentarla hondamente. 



¡Gracias! También nosotros se lo deseamos a usted, que lleva en el corazón el peso de los sufrimientos de todas las Iglesias y de todos los hombres.

Sea este encuentro un punto de partida: el comienzo de un diálogo sereno y profundo, continuo y concreto, personal y comunitario. Un diálogo entre Cristo y los jóvenes de hoy, vívido en el ámbito de cada Iglesia local. 

Regresando a casa, a la patria, en la parroquia, en la diócesis, en el colegio, en el trabajo de cada día estos jóvenes dirán que han encontrado más íntimamente a Cristo; que han descubierto más universalmente a la Iglesia, que han experimentado profundamente el amor del Padre; que quieren ser testigos del Resucitado, comunicar la alegría y la esperanza a todos los jóvenes, ofrecer generosamente la riqueza singular de su juventud a un mundo que espera la luz, la alegría y la esperanza, la libertad, la justicia y el amor. 

Porque en definitiva espera, desea, busca a «Cristo nuestra paz».


+ Eduardo Francisco Cardenal Pironio

Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos 

Disponible aqui



Jubileo de los Jóvenes 1984

Antecedente de la JMJ


JUBILEO DE LOS JÓVENES 
AÑO SANTO DE LA REDENCIÓN
1983 - 1984






Jubileo de los Jóvenes - 1984




Jubileo internacional de los jóvenes. Con ocasión del Jubileo
Extraordinario de la Redención, el Año Santo de 1983 - 1984.
















JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

HISTORIA DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 

La intuición profética de San Juan Pablo II
y la organización impecable del Cardenal Pironio


Un capítulo especial del paso del Cardenal Pironio por el Pontificio Consejo para los Laicos está constituido por las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Nacidas de la intuición profética y del gran amor por los jóvenes de Juan Pablo II, estos encuentros han encontrado en el Cardenal el partidario convencido y el artífice sabio: los recibió en el momento de su nacimiento en Roma en 1984 y, haciéndose peregrino incansable con el Papa y con los jóvenes por los caminos del mundo, los fue acompañando con ternura y amor hasta 1996 en la víspera de su duodécima
celebración en París.

jueves, 6 de agosto de 2015

Concilio Vaticano II a los Jóvenes


El orígen de la Jornada Mundial de la Juventud se remonta al Concilio Vaticano II, allí los padres conciliares junto al Papa Beato Pablo VI decidieron dejar un especial mensaje a los jóvenes de todo el mundo alentandólos a participar en la Iglesia y llevar adelante la Fe de Cristo. Otro antecedente es la entrega de la Cruz del Año Santo de la Redención de 1983 a los jóvenes durante la ceremonia de Clausura.


Concilio Vaticano II


MENSAJE DEL CONCILIO VATICANO II 
A LOS JÓVENES

Finalmente, es a vosotros, jóvenes de uno y otro sexo del mundo entero, a quienes el Concilio quiere dirigir su último mensaje. Porque sois vosotros los que vais a recibir la antorcha de manos de vuestros mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia. 

Sois vosotros los que, recogiendo lo mejor del ejemplo y de las enseñanzas de vuestros padres y de vuestros maestros vais a formar la sociedad de mañana; os salvaréis o pereceréis con ella.
La Iglesia, durante cuatro años, ha trabajado para rejuvenecer su rostro, para responder mejor a los designios de su fundador, el gran viviente, Cristo, eternamente joven. Al final de esa impresionante «reforma de vida» se vuelve a vosotros. Es para vosotros los jóvenes, sobre todo para vosotros, porque la Iglesia acaba de alumbrar en su Concilio una luz, luz que alumbrará el porvenir.
La Iglesia está preocupada porque esa sociedad que vais a constituir respete la dignidad, la libertad, el derecho de las personas, y esas personas son las vuestras.
Está preocupada, sobre todo, porque esa sociedad deje expandirse su tesoro antiguo y siempre nuevo: la fe, y porque vuestras almas se puedan sumergir libremente en sus bienhechoras claridades. Confía en que encontraréis tal fuerza y tal gozo que no estaréis tentados, como algunos de vuestros mayores, de ceder a la seducción de las filosofías del egoísmo o del placer, o a las de la desesperanza y de la nada, y que frente al ateísmo, fenómeno de cansancio y de vejez, sabréis afirmar vuestra fe en la vida y en lo que da sentido a la vida:
la certeza de la existencia de un Dios justo y bueno.

En el nombre de este Dios y de su hijo, Jesús, os exhortamos a ensanchar vuestros corazones a las dimensiones del mundo, a escuchar la llamada de vuestros hermanos y a poner ardorosamente a su servicio vuestras energías.
Luchad contra todo egoísmo. Negaos a dar libre curso a los instintos de violencia y de odio, que engendran las guerras y su cortejo de males. Sed generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edificad con entusiasmo un mundo
mejor que el de vuestros mayores.
La Iglesia os mira con confianza y amor. Rica en un largo pasado, siempre vivo en ella, y marchando hacia la perfección humana en el tiempo y hacia los objetivos últimos de la historia y de la vida, es la verdadera juventud del mundo. Posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas. Miradla y veréis en ella el rostro de Cristo, el héroe verdadero, humilde y sabio, el Profeta de la verdad y del amor, el compañero y amigo de los jóvenes. Precisamente en nombre de Cristo os saludamos, os exhortamos y os bendecimos.


Concilio Vaticano II
7 de diciembre de 1965
[Disponibles on line en italiano y español ]

jueves, 30 de julio de 2015

Mons. Malfa sobre el Cardenal Pironio

VIDEO

Programa "Un Canto a la Vida" 
Pequeño Hogarcito Don Orione - Mar del Plata (07 de junio de 2015)

Entrevista a Monseñor Carlos Humberto Malfa, obispo de Chascomús y Secretario General de la Conferencia Episcopal Argentina. Secretario personal de Mons. Pironio (1972-74)


El secretario general de la CEA se refirió a temas como elecciones en Argentina, el Papa Francisco y su legado, sus vivencias trabajando con el Cardenal Pironio [MIN 18:00] y su cercanía con la Obra Don Orione.




Hospital Cardenal Pironio

Un Hospital para abuelos 
que lleva el nombre del Siervo de Dios

El hospital “Cardenal Eduardo F.Pironio”  es un hospital especializado en Geriatría y lleva el nombre del purpúrado argentino oriundo de Nueve de Julio. 
Fue fundado el 15 de Agosto de 1978 y está ubicado en la ciudad de Rauch, Provincia de Buenos Aires. 

Inauguración busto del Cardenal Pironio (15-8-2013)


El hospital empezó a funcionar como experiencia piloto en 1976 y dos años más tarde quedó oficialmente inagurado.

El 15 de agosto de 2013 el hospital festejó su 35° aniversario y allí se descubrió un busto en homenaje al Cardenal Pironio.









La institución, dependiente del gobierno de la provincia de Buenos Aires brinda asistencia integral al Adulto Mayor con patología crónica y tiene como objetivo fundamental ofrecer romoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de la salud de la población adulta, ontribuyendo a mejorar su calidad de vida. 


sábado, 25 de julio de 2015

Bergoglio y Pironio

Entrevista al Cardenal 
Jorge Mario Bergoglio 
sobre el Cardenal Pironio

V Encuentro Nacional de Sacerdotes, Villa Cura Brochero, Córdoba, septiembre de 2008
   Ver  en este Blog "V Encuentro Nacional de Sacerdotes" 
[Ver Video al final de este post]



Cardenal Bergoglio - V Encuentro Nacional de Sacerdotes - 2008


Pastores - A este Encuentro Nacional de Sacerdotes  se acercaron más de 550 sacerdotes y 30 obispos. Representan 53 diócesis del país. Teniendo en cuenta esto, ¿qué reflexión hace usted de este Encuentro y esta convocatoria? 

Bergoglio:- Es una expresión evidente de la dimensión  comunional del presbiterado. Esto está en  Aparecida cuando dice “no hay cristiano sin comunidad”. O sea, no hay discípulo sin comunidad. La gracia nos viene a través de una comunidad (cfr. Ap 150-152). Encontrarnos nosotros, los que tenemos la misión del ministerio ordenado, es sentirnos comunidad y hacer comunidad. Es darnos cuenta que solos no somos cristianos. Y si no nos insertamos en la diócesis con los demás presbíteros, si no nos insertamos con el obispo y con los fieles de la diócesis, perdemos la dimensión comunional del presbiterado y terminamos siendo monadas, perdiendo la vivencia cristiana que es fundamentalmente comunional. 

P:- Éste Encuentro tiene así como figura convocante la de Mons. Pironio al cumplirse 10 años de su Pascua. Usted, ¿lo conoció personalmente? 

Sí, lo conocí mucho a Pironio desde que él era obispo auxiliar de la Plata (años 1964 a 1972). Yo en esa época era Provincial de los Jesuitas. Recuerdo que sufrió bastante la desconfianza 
y la calumnia. Cuando Pablo VI le pide que le predique los Ejercicios Espirituales en la Cuaresma de 1974, le cuestionaban al Papa haberlo elegido ya que Pironio era una persona de ideas progresistas. Pero después de escucharlo tuvieron que callarse. Aunque, igualmente, en Roma no fue comprendido, hablaban mal de él. Sintió lo que era la persecución de la calumnia. 



Es conocida la anécdota de una persona en Roma que a Pironio no lo quería. Hablaba mal de él ya que creía que estaba equivocado. 

Pero estando Pironio enfermo y antes de morirse, lo va a visitar sabiendo que había tenido esa falla de hermandad. Pironio, que estaba que no daba más de los dolores, cuando lo vio se le iluminaron los ojos y se sentó en la cama para darle un abrazo. 

Eso lo hace un santo. 
Él sabía todo lo que había dicho y hecho. Lo abrazó sabiendo que aquella persona no lo supo comprender y que incluso lo había calumniado. 







lunes, 15 de junio de 2015

Nuevo LIBRO sobre el Cardenal Pironio

"Con el Alma en Friuli "


El Cardenal Pironio de vacaciones en Friuli, Italia


La agrupación "Amici del Cardinale Pironio di Percoto" editó un libro que reúne testimonios de la amistad entre el cardenal Pironio y el pueblo de Percoto (Friuli / Udine). Los padres del cardenal llegaron a Nueve de Julio provenientes de Percoto, Friuli. Justamente habían contraído matrimonio en la Parroquia de San Martino Vescovo de Percoto. La presentación del libro «Con l'anima in Friuli. Il Card. Eduardo Francisco Pironio» (Con el alma en Friuli) contó con la presencia de Monseñor Fernando Vérgez secretario del cardenal y ahora secretario general de la gobernación del estado ciudad del Vaticano que también aportó su testimonio en la publicación.
Fuente: Il Gazzettino, 27 de octubre 2014

"Había mucha comunicación con la localidad natal de sus padres, pero también mucho interes por la entera realidad eclesial friuliana.  Amaba el Friuli" recuerda Fausto de Sabata del grupo "Amici del Cardeniale Pironio". 


Cardenal Pironio en una Procesión (Percoto, Friuli)


lunes, 8 de junio de 2015

El Cardenal Pironio sobre la Eucaristía


  • Conferencia que pronunció el Cardenal Eduardo Pironio en Lima, Perú (9 de mayo de 1988).  El V Congreso Eucarístico y Mariano fue clausurado por el Papa Juan Pablo II (ver detalle)

V CONGRESO EUCARÍSTICO Y MARIANO DE LOS PAÍSES BOLIVARIANOS

 LA EUCARISTÍA EN LA ESPIRITUALIDAD LAICAL
Conferencia del cardenal Eduardo F. Pironio
Lima, 9 de mayo de 1988

«Cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga» (I Cor. 11, 26).
Cada Eucaristía es una memoria de la cruz pascual de Jesús y una profecía de esperanza. Nuestro mundo necesita urgentemente testigos de la resurrección del Señor y verdaderos profetas de esperanza. Lo necesita nuestro continente pobre y crucificado, pero siempre "continente de esperanza".
"Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva". (Rom 6,4).


San Juan Pablo II en Perú (1988)

Año de la Vida Consagrada III

El cardenal Pironio como prefecto de la Sagrada Congregación de Religiosos e Institutos Seculares (1974-1984)

Eduardo F. Cardenal Pironio es uno de esos hombres de Iglesia cuya sola mención agrada. Particularmente a los religiosos. 
Y es que, con no haber profesado en ningún instituto religioso, dado que pertenece al clero secular, ha asumido su compromiso eclesial con un espíritu tan certero que, lejos de permitirle considerarse como un funcionario más de oficina, se ha hecho un verdadero religioso entre los religiosos, compartiendo con ellos lo más íntimo de su espiritualidad y lo más ardiente de su apostolado.

No conocemos un caso en el que la elección para presidir un dicasterio romano haya producido tanto
agrado como la de Pironio a los religiosos. No ha habido publicación importante de la especialidad que no se haya hecho eco del entusiasmo con que fue acogido su nombramiento como Prefecto de la Congregación para Religiosos e Institutos Seculares. 
Y al tratarse del primer latinoamericano que llega a tan alta posición, nos complacemos del regalo que Latinoamérica ha dado a la Iglesia Universal.

Año de la Vida Consagrada II


  • Con motivo del Año de la Vida Consagrada (2014-2016) convocado por el Papa Francisco reproducimos una carta del Cardenal Pironio a los Institutos Seculares de Latinoamérica (1979) Disponible aqui


SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LOS RELIGIOSOS E INSTITUTOS SECULARES
MENSAJE DEL CARDENAL EDUARDO PIRONIO 
AL II CONGRESO LATINOAMERICANO DE INSTITUTOS SECULARES

Mis queridos hermanos y amigos:

¡Bienvenidos a este encuentro de gracia! El Señor está presente porque han sido convocados como Iglesia en su Nombre (Mt. 18, 20). El Espíritu de Dios —que hace nuevas todas las cosas— actuará en profundidad en el corazón de cada uno de ustedes, en el interior de cada uno de los Institutos Seculares allí representados. Saldrán nuevos y recreados: «confirmados en la fe, animados en la esperanza y fortalecidos por el amor, para cumplir su misión evangelizadora en nuestro continente latinoamericano». 

Año de la Vida consagrada

El Cardenal Pironio y la Vida Consagrada

  • Con motivo del Año de la Vida Consagrada convocado por el Papa Francisco, reproducimos la conferencia pronunciada por el Cardenal EDUARDO PIRONIO, Prefecto de la Sagrada Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares, a la Asamblea general de Superiores Mayores de Francia el 15 de octubre de 1981.

La Vida Religiosa: 
Líneas para una verdadera renovación

Por Eduardo Cardenal PIRONIO

Cardenal EDUARDO PIRONIO
Prefecto de la Sagrada Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares

  • LA IGLESIA Y EL MUNDO EN QUE VIVIMOS
Después del Vaticano II podemos caracterizar a la Iglesia como una Iglesia que escucha la Palabra de Dios (DV) y la celebra en la Eucaristía (SC), una Iglesia que redescubre su identidad (LG) y que es enviada al mundo (GS). 
La dimensión contemplativa, de escucha y de adoración de la Iglesia es el aspecto más importante de la vida religiosa hoy. 

Y así como la Iglesia es enviada especialmente al mundo de los pobres, 'la vida religiosa se ve acuciada por la llamada a estar entre los más marginados.

Podríamos caracterizar al mundo de nuestro tiempo como un mundo que cambia profundamente, y cuyas mutaciones son una llamada para la vida religiosa que, por fidelidad al carisma propio, lo ha de concebir con una fidelidad dinámica, que lleva a preguntarse dónde están los pobres y necesitados de hoy, cuáles son les demandas específicas de hoy a la vida contemplativa, etc. 

martes, 2 de junio de 2015

Pironio y el Año de la Vida Consagrada


Con motivo del año de la vida consagrada  (29 de noviembre de 2014 al 30 de enero de 2016)
la fundación Escuela de Santidad de la Acción Católica publicó On Line dos documentos PDF sobre el Cardenal Pironio a modo de homenaje:

El Cardenal Pironio presente en Lomas de Zamora

9° Encuentro Vocacional Sacerdotal
Monaguillos de la Diócesis de Lomas de Zamora 




Más de 100 monaguillos de las parroquias y capillas de la diócesis de Lomas de Zamora se reunieron el sábado 30 de mayo de 2015 en el Seminario “De la Santa Cruz” (partido de Adrogué), en el marco del 9º encuentro vocacional sacerdotal.

El encuentro tiene por  lema: “Vivir el presente con pasión, abrazar el futuro con esperanza”, la jornada empezó por la mañana con charlas, le siguió al mediodía la Santa Misa presidida por el presbitero Alejandro Silva; y finalizó con un momento de recreación y oración.

En su novena edición los seminaristas expusieron como ejemplo sacerdotal la figura magnífica de San Juan María Vianney (patrón de los sacerdotes) y  ejemplo sacerdotal y de santidad del Siervo de Dios Eduardo Cardenal Pironio. Como vemos en la foto se expusieron dos posters.

Semianario San Juan de la Cruz / Diócesis Lomas de Zamora 2015

Este homenaje al Cardenal Pironio nos llena el alma de alegría y de esperanza!.
Ver su foto junto al Santo Cura de Ars !! Tan magno sacerdote!

Felicidad mayor al saber que la actividad estuvo dirigida a 100 monaguillos, 100 niños que se llevan en el corazón el ejemplo de santidad del Cardenal Pironio.
El Siervo de Dios que tanto quiso y guió a sacerdotes y seminaristas sonríe en el cielo y seguro bendice a cada uno, velando por las vocaciones sacerdotales!


jueves, 28 de mayo de 2015

Aniversario 2015

17° Aniversario de la muerte del  Siervo de Dios Cardenal Pironio 
5 de febrero de 2015 


Santa Misa presidida por Monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata 
[Catedral de Mar del Plata, Argentina, jueves 5 de febrero de 2015]

La diócesis marplatense recordó al cardenal Pironio
5 de febrero de 2015 | Fuente:Aica

Una gran cantidad de fieles se acercó el jueves 5 de febrero a la catedral de los Santos Pedro y Cecilia para participar de la misa en memoria del siervo de Dios Eduardo Pironio, segundo obispo de esta diócesis y, posteriormente, cardenal de la Iglesia. El obispo diocesano, monseñor Antonio Marino, destacó el legado espiritual del purpurado y pidió rezar por las vocaciones.



Monseñor Antonio Marino ( 5 de febreo de 2015)
 El obispo diocesano, monseñor Antonio Marino, presidió la Eucaristía. Concelebraron con él unos 23 sacerdotes, acompañados de varios diáconos permanentes, seminaristas, novicios y religiosos. Durante la celebración recibió el ministerio del lectorado el seminarista Gonzalo Garzón.

Monseñor Marino, en su homilía, invitó a los presentes a agradecer a Dios por el don y el testimonio de vida que monseñor Pironio dejó en la diócesis. Aseguró que “resulta imposible olvidar su figura, su ejemplo y la luz de sus escritos”.

El obispo afirmó que Pironio era un hombre con un “vivo sentido de realismo espiritual”, consciente del llamado de todos a la santidad, pero atento a las limitaciones de hombres y mujeres.




Monseñor Marino recordó que Pironio solía decir que la Iglesia “se realiza en una diócesis con tal obispo y tales sacerdotes”, y allí deben descubrir a Cristo y entregarse a Cristo, sintiéndose alegres de realizar ese misterio de la Iglesia en ese momento.


viernes, 22 de mayo de 2015

Pironio recuerda a Pablo VI

La muerte de Pablo VI en el recuerdo del Cardenal Pironio



Cuando el Cardenal Pironio recibió la noticia estaba en la ciudad de Roma 

Lo cuenta una gran amiga del Cardenal, Laura Moreno: "La muerte de Pablo VI significará la pérdida de un padre y un amigo. Sufrirá humanamente, y lo afectará incluso físicamente. Pero, se alegrará, porque aquel gran hombre de la Iglesia que había vivido un “martirio interior”, gozará en la presencia del Padre".




Pablo VI y su secretario Mons. Pasquale Macchi 



Pironio se enteró de la muerte de Pablo VI por Monseñor Macchi

















Estando en una casa de las Hnas. Paulinas en las afueras de la ciudad se comunicó con Mons. Macchi (el secretario privado de Pablo VI) que le había sugerido que volviera. 


Al llegar, se acercó a rezar próximo al cuerpo del Papa y permaneció largo rato. 

Y al salir tuvo un fuerte dolor en el pecho. Fue al hospital Albano, allí lo atendió el Dr. Picardi quien le hizo un electrocardiograma en el que se consigna una leve herida provocada por una situación de angustia o estrés". (Moreno Laura,2002)



LOS TRES TESTAMENTOS DE PABLO VI
por Eduardo Cardenal Pironio

Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo (Mt 16, 16). He conservado la fe (2 Tm 4, 7).


I

Cuando uno se detiene a rezar ante la tumba de Pablo VI, sale pacificado, con ganas de ser más simple y sincero, con ganas de ser más bueno. Es que nos hace bien su recuerdo y su presencia.


Actual Tumba del Beato Pablo VI

Hacía mucho que nos miraba con ojos de eternidad: ojos tristes por el dolor de los hombres y la preocupación de la Iglesia, pero llenos de esperanza y de luz; buenos como los ojos de un niño que va descubriendo la vida, serenos como los ojos de un anciano que ha llorado sobre el mundo un martirio prolongado, luminosos como los ojos de un profeta que ha contemplado al Invisible y nos señala desde la visión el valor y el camino de la vida verdadera.

Pablo VI nos hacía bien cuando nos miraba; su mirada era un don, una invitación a la paz, una manifestación de Dios; pero al mismo tiempo era un pedido de comprensión en su sufrimiento, de afecto en su soledad, de oración en su ministerio de amor.













Cuando el 6 de agosto de 1978 –¡fiesta de la Transfiguración del Señor!– se nos anunció la noticia de su muerte, nos extrañó la rapidez y el silencio de su partida. 

Pero no preguntamos cómo ni por qué. 
Todos lo presentíamos ya; era una dolorosa intuición de nuestro corazón de hijos. 
Lloramos y dimos gracias al Señor por habérnoslo dado como padre, hermano y amigo. Nos dolió su partida, nos alegró su llegada, nos consuela la esperanza del encuentro definitivo.


Papa Pablo VI (1977)



Difícilmente podremos olvidar aquel atardecer del domingo 6 de agosto. 



La liturgia acababa de celebrar la Transfiguración del Señor: 

el Señor vino para llevárselo consigo al monte, como a su primer predecesor Pedro de Betsaida (Mt 17, 1), y transfigurarse ante él con su rostro brillante como el sol y sus vestidos blancos como la luz. 
Pablo VI vio a Jesús, aquella tarde, cara a cara (1 Co 13, 12) y para siempre. Partía serenamente al Padre.
Nosotros, quedábamos, también serenamente, doloridos. 
Con una herida muy honda, que sólo puede llenar el calor de una amistad y la certeza de una esperanza. 
Sólo puede llenar la seguridad de que Pablo VI nos dejó a Dios.
Habíamos celebrado dos acontecimientos: la manifestación de la gloria del Señor y la pascua definitiva de Juan Bautista Montini.


Salma del Papa Pablo VI en CastelGandolfo

Pablo VI sigue viviendo todavía. No sólo en la persona y el mensaje de Juan Pablo II –que se define siempre como su heredero, su discípulo y su hijo–, sino porque sigue llegándonos cada día su imagen serena y su bondad inconfundible. 

Es el amigo, el hermano, el padre que se ha muerto. 

No se nos puede prohibir que lo lloremos. 
Es un modo de oración. Y un modo también de sentirlo más cerca y más adentro.


II

Pablo VI nos dejó tres testamentos: su profesión de fe en la tarde del 29 de junio de 1978 en San Pedro, su canto a la vida en el testamento espiritual que todos hemos gustado como una meditación y sus exequias.

Exequias de Pablo VI 
Las exequias de Pablo VI –tan simples y austeras, tan profundamente vividas por todos, tan colegialmente presididas por la concelebración de todos los cardenales– constituyen un testamento maravilloso. 
Como para ser leído con los ojos del alma, con el corazón abierto como las páginas del evangeliario que el viento de aquella tarde del 12 doblaba sobre el féretro depositado sobre el pavimento. 


Exequias del Papa Pablo VI - Pironio de derecha a izquerda es el segundo
Los funerales de Pablo Vi, fue la primera liturgía funebre papal después del Concilio
Las exequias de Pablo VI fueron inéditas por su liturgía

Fue su última gran audiencia. 
¡Qué silencio en la plaza y en el mundo! 
¡Qué honda emoción en todos! 
¡Qué incontenible sollozo en los ojos de chicos y grandes, de pobres y ricos, de religiosos y laicos, de sacerdotes, obispos y cardenales! 




¡Qué sacudida del alma y qué sereno temblor en los fieles «sediarios» –que tantas veces lo habían llevado con amor en la silla gestatoria– cuando levantaron el cajón para mostrarlo por última vez al mundo entero, y todos los presentes lo saludaron cariñosamente con aplausos, como lo hacían siempre cuando él entraba en la basílica o se despedía en el aula Nervi! 


Los sedarios giran para el últmo adiós del Papa 

Era su modo normal de comunicarse, sin palabras, con sus hijos.

Sobre todo en los últimos tiempos era su inconfundible manera de extender sus brazos, de mover sus manos y de «ser llevado» (cf. Jn 21, 28). 


Durante varios días –en Castelgandolfo primero y en la basílica después– nos habló en silencio, nos dio cita a todos, nos curó el alma, nos mandó «mostrarnos a los sacerdotes» (Mt 8, 4). Se multiplicaron las misas, se agotaron las hostias, se asaltaron los confesonarios. Fue una verdadera audiencia prolongada, una gran misión, una culminación del Año Santo.

Luego vino la sencillez de su tumba: «Desearía que fuese en la verdadera tierra, con una humilde señal que indique el lugar e invite a cristiana piedad. Nada de monumento para mí». Se respetó su voluntad. 
Es una predicación continua: constantemente nos revela algo de su grandeza de alma, de su humildad profunda, de su sencillez evangélica. 


Nos hace bien. 

Es una reflexión sobre el sentido de nuestra vida y la responsabilidad de nuestra misión, una invitación a pensar en la sabiduría de los pequeños, una exhortación a buscar los valores evangélicos.
Éste es el misterio que nos descubre su testamento espiritual. 


Vale la pena leerlo en su sencillez y transparencia, sin ningún comentario: 

Notas para nuestro testamento (1965) y Notas complementarias a mi testamento (1972). 
Frente al misterio de la muerte, Pablo VI siente «el deber de celebrar el don de la vida»: con entusiasmo, con alegría, con gratitud.
«Señor, te agradezco porque me has llamado a la vida, y todavía más, porque haciéndome cristiano, me has reengendrado y destinado a la plenitud de la vida». 
Se despide de este mundo no con pena, sino con admiración y reconocimiento. Dios lo puso en él para realizar una misión maravillosa, crucificante y esperanzada. 
«Cierro los ojos sobre esta tierra dolorosa, dramática y magnífica, llamando todavía una vez sobre ella la divina Bondad».


El testamento espiritual de Pablo VI revela su profundidad interior, su belleza de alma, su sentido del hombre y de las cosas, su sensibilidad humana y familiar, su apasionado amor a la Iglesia, su delicadeza de conciencia, su devoción a María, su seguridad en Cristo, «el vencedor de la muerte». 

Se llevó muchas cosas que no pudo decirnos: sobre la Iglesia, el concilio, el ecumenismo, el mundo. 
«Despidiéndome de la escena de este mundo y yendo al encuentro del juicio y de la misericordia de Dios, debería decir tantas cosas, tantas».


III

Beato Pablo VI (1977)

Pablo VI, con la simplicidad y transparencia de su alma franciscana, adivinaba ya los pasos silenciosos de «la hermana muerte». 

La deseaba con amor; no como liberación de su martirio, sino como plenitud de gozo en el encuentro: Ven, Señor Jesús (Ap 22, 20). 
Nos tenía acostumbrados a sus presentimientos pascuales.  Cada vez hablaba con más certeza y serenidad de su próxima partida: el Señor viene (1 Co 16, 22). 
Nos contagiaba la alegría de la llegada: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos... El Señor está cerca (Flp 4, 4-5).
Pero fue el 29 de junio –a poco más de un mes antes de su muerte– cuando Pablo VI nos entregó en San Pedro, con plena conciencia de que era su propia síntesis del pontificado, su testamento doctrinal. 

Su homilía en la festividad de los Santos Pedro y Pablo tenía sabor a despedida. Había elegido bien la fecha: era el día del papa –por consiguiente, «su día», el día de la conmemoración del XV aniversario de su pontificado, el día de la Iglesia, fundada sobre la piedra angular que es Jesucristo; el día de la fe profesada (Pedro) y de la fe anunciada (Pablo). Era el día de la fidelidad: a Cristo, a la Iglesia, al hombre. Pablo VI sentía que el Señor venía y golpeaba ya su puerta: «el curso natural de nuestra vida se dirige hacia el ocaso».
Con toda sencillez y humildad, con toda claridad y coraje, por amor a la Iglesia, quiso afirmar su indefectible fidelidad. Profundamente impresionado –¡más que nunca esta vez!– por los textos de la liturgia, escucha la confesión de fe de Pedro en Cesarea de Filipo y el testimonio de la misión de Pablo, a Timoteo, desde la cárcel de Roma. Mirándolos a ellos – y sabiendo que es el último y el más indigno sucesor de Pedro–, tiene conciencia de haber repetido incansablemente delante de la Iglesia y del mundo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo (Mt 16, 16), y siente que puede gritar con toda tranquilidad, como Pablo: He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he conservado la fe (2 Tm 4, 7). 

Por feliz providencia, esta solemne profesión de fe –Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo– que brota de su corazón cansado de sufrir y amar, la recibe el corazón trepidante de su inmediato sucesor, Juan Pablo I –que la repite «con alegre firmeza» al finalizar su homilía del comienzo de su ministerio apostólico el 3 de septiembre– y llega al corazón esperanzado y joven de Juan Pablo II, que también la proclama al comenzar su homilía en la misa de iniciación de su pontificado, el 22 de octubre de 1978.

Era necesaria esta pública afirmación de fe; no sólo para tranquilizar su conciencia frente al justo Juez (2 Tm 4, 8), a cuyo encuentro se encamina, sino para dar clara respuesta a cuantos no supieron comprender su «sufrido ministerio de amor y de servicio a la fe y a la disciplina».
Pablo VI sufrió mucho. Le tocaron tiempos difíciles; indudablemente, los más difíciles del siglo, si tenemos en cuenta los dolores del mundo y la problemática de la Iglesia. La aplicación del concilio no fue fácil (no lo es todavía); quizá la Iglesia que él había soñado como arzobispo de Milán y Padre conciliar no era todavía la «inmaculada esposa de Jesucristo». 


Pablo VI en una visita parroquial

No faltaron voces (de derecha o de izquierda) que lo culparan, en esta crisis de la Iglesia, o de exceso de audacia o de falta de coraje. Pareciera que el capitán de la barca tiene siempre la culpa de la furia de las tormentas. Se ha acusado a Pablo VI de haber sido demasiado blando en los abusos en materia de fe, de disciplina, de liturgia. ¡Como si lo más importante no fueran las luces que encendía, las orientaciones doctrinales que daba, el Espíritu que infundía! 
Hay algo de su magisterio estupendo que no puede ser olvidado: son los discursos de apertura y de clausura de cada uno de los períodos conciliares que le tocó presidir. Recordemos solamente el magnífico discurso sobre El valor religioso del concilio, el 7 de diciembre de 1965.

La fidelidad de Pablo VI –a Cristo, a la Iglesia, al hombre– se manifiesta en la profundidad luminosa de su magisterio (encíclicas y exhortaciones, discursos y homilías, catequesis y mensajes, gestos simples y viajes por el mundo entero). Pablo VI era el hombre del silencio y la palabra, de la profundidad contemplativa y del sentido del hombre, del amor a Cristo y de su ministerio de amor al mundo. 
En su testamento doctrinal, Pablo VI quiso sintetizar su pontificado en dos puntos: conservación de la fe y defensa de la vida humana.

El oficio de un papa –como el de San Pedro, a quien Cristo confió el mandato de confirmar a sus hermanos– es el de servir a la verdad de la fe y ofrecer esta verdad a los que la buscan. Pablo VI tiene «humilde y firme conciencia» de haber «confirmado a sus hermanos» en la fe (Lc 22, 32) y de no haber traicionado jamás «la santa verdad». Buscó sólo al Señor, el bien de la Iglesia, el servicio a los hermanos. Como haciendo un resumen de su magisterio –desde la Ecclesiam suam hasta la Evangelii nuntiandi–, Pablo VI enumera con sencillez sus principales encíclicas y exhortaciones apostólicas.

Es imposible entrar con profundidad en cada una de ellas. Yo sólo quiero señalar el valor –como testimonio de un hombre que está por partir– de estos tres documentos magníficos del Año Santo: La reconciliación dentro de la Iglesia (8-12-1974), La alegría cristiana (9-5-1975) y La evangelización del mundo contemporáneo (8-12-1975). ¡En el término exacto de un año, tres exhortaciones profundas y aleccionadoras! 
Beato Pablo VI

El Año Santo, presidido por Pablo VI, se abre con una exhortación a la conversión y reconciliación fraterna, se continúa con una invitación pascual a la alegría y se concluye con un mandato misionero para anunciar «la Buena Nueva» de Jesús a los pobres y la liberación a los oprimidos (Lc 4, 18).
Podríamos decir muchas cosas sobre Pablo VI: el hombre de espiritualidad profunda y vida interior (hombre verdaderamente contemplativo), el hombre apasionado por la Iglesia, el hombre fascinado por los valores auténticos de la naturaleza, del mundo, de la historia.
El hombre del sufrimiento, de la cruz pascual y del martirio. El hombre del amor, la alegría y la esperanza. El hombre de la confianza en Dios. Alguien que supo encontrar a Cristo y amarlo con disponibilidad absoluta. Alguien que supo descubrir al hombre y servirlo con generosidad alegre.
Pablo VI murió el 6 de agosto. 
Exactamente el día que había firmado –catorce años antes– su encíclica sobre el diálogo en la Iglesia. Las campanas de María acababan apenas de callar después de haber celebrado la alabanza de Nuestra Señora de las Nieves. Cantaban entonces las campanas de la Transfiguración del Señor. Y las campanas de la Pascua de la
Virgen –el 15 de agosto– se habían preparado para celebrar la pascua de un hombre que nació en Concessio, sirvió a la Iglesia como sacerdote, obispo y papa y murió en silencio en las colinas de los montes Albanos.
Lo lloró el mundo, lo sintió la Iglesia, lo recibieron en la gloria los bienaventurados.
Sobre todo, María, a quien él tanto amó, se sintió feliz de tenerlo cerca en el día de su
Pascua. Era el modo más seguro de que los hombres lo sintiéramos Padre. Por eso, María cantó nuevamente el Magnificat y nosotros lo cantamos con ella y con la Iglesia.

+ Cardenal Eduardo Pironio

(Tomado del libro «Queremos ver a Jesús», Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1980, pp. 298-306. Ejercicios espirituales a la Curia Romana 1974)