Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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viernes, 7 de agosto de 2015

ROMA 1985

ANTECEDENTE DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 



AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

Año Internacional de la Juventud - San Giovanni in Laterano - Roma 1985

Como antecedente inmediato tenemos el  año Internacional de la Juventud propuesto por las Naciones Unidas. Está ocación fue el puntapié inicial para el desarrollo de las JMJ. Juan Pablo II adhirió a este evento y fue un paso más allá, como él mismo Santo Padre decía sobre la ONU y el año de la juventud: "Ellos lo declararon, lo escribieron,  nosotros lo hicimos!! " (JP II, 1995) 

El 23 de marzo de 1985 (domingo de Ramos) en la Plaza de San Pedro San Juan Pablo II envía una Carta a todos los jóvenes del mundo y allí sienta las bases definitivas del encuentro.
La noche anterior nace la famosa "Vigilia" (veglia). Cientos de jóvenes acuden a la cita en la Plaza de la Iglesia de San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano) para compartir un momento de oración con el Papa y con el Cardenal Pironio que se convierte así en interlocutor de los jóvenes.
Su afectuoso saludo al Papa se repetiría en todas las Jornadas que organizó nuestro Cardenal, con amor alentaría a la juventud del mundo a seguir los pasos de Cristo con alegría y esperanza.

30 - 31 de marzo de 1985 Roma
Encuentro con los jóvenes (en el marco del Año Internacional de la Juventud convocado por la Organización de las Naciones Unidas)
Tema: "Sois llamados a construir la paz"

La segunda vez que los jóvenes se reunían fue por la invitación del Papa después de la oración del Angelus Domini desde la plaza de San Pedro, el 25 de noviembre de 1984 para encontrarse el Domingo de Ramos, "para celebrar, proclamar, testimoniar juntos que Cristo es nuestra paz" y con la petición a los Episcopados de todas las naciones, a los movimientos y a las asociaciones internacionales católicas de que apoyen la iniciativa" .

Documentos fundamentales:

Carta apostólica Dilecti amici del Santo Padre del 31 de marzo de 1985 "a los jóvenes y a las jóvenes del mundo" para el Año Internacional de la Juventud, convocado por la Organización de las Naciones Unidas (publicado el 26 de marzo de 1985).

Carta de acompañamiento del Santo Padre, a la Carta Apostólica Dilecti amici, a los Obispos de todo el mundo, del 31 de marzo de 1985 (Cfr. Enseñanzas de Juan Pablo II, VIII, 11985). En esta carta Juan Pablo II auspicia iniciativas concretas en el campo de la pastoral juvenil, a nivel nacional, diocesano, parroquial, en el ámbito de cada una de las asociaciones y de cada uno de los movimientos apostólicos que reúnen a la juventud.

Carta al director de Naciones Unidas con motivo del año Internacional de la Juventud 1985


Vigilia Plaza San Juan de Letrán


AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD
SALUDO DEL CARDENAL EDUARDO PIRONIO 
 A SU SANTIDAD JUAN PABLO II 
DURANTE EL ENCUENTRO INTERNACIONAL DE JÓVENES 
CELEBRADO EN LA PLAZA DE SAN JUAN DE LETRÁN DE ROMA

Sábado 30 de marzo de 1985



Santo Padre:
¡Cuán esperado este encuentro y cómo deseamos vivirlo en profundidad cristiana y eclesial! No perder una sola palabra, un solo gesto, un solo silencio. Cristo nos reúne en su nombre. 

El Espíritu Santo ora en nosotros al Padre, y nos habla en los cantos, en los testimonios, en la Palabra del Papa. María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dará una gran capacidad de escucha y de oración, de comunión fraterna y de servicio, de fidelidad y de esperanza.
Estos jóvenes, chicos y chicas, han venido de todo el mundo para encontrar al Papa (encontrar a Pedro, encontrar a Cristo), para rezar con el Papa, escucharlo, continuar con Él un diálogo ya comentado con la reciente «Carta a los jóvenes y a las jóvenes del mundo». 

Gracias, Padre Santo, por este gran regalo pascual. La respuesta de los jóvenes será una respuesta total, alegre y comprometida. Ya han acogido el mensaje de la cruz, a ellos confiada en la clausura del Año Santo de la Redención; han acogido el mensaje del primero de año y están fuertemente convencidos que «la paz y los jóvenes caminan juntos». Acogen, ahora, con alegría y gratitud la responsabilidad de dar razón de su esperanza.



Estos jóvenes, que ya conocen el dolor de los hombres y sufren el drama de la historia contemporánea, buscan sinceramente la verdad que les hará libres; tienen hambre y sed de justicia, quieren trabajar positivamente por la paz.
Por esto han venido hasta usted, el padre, el maestro, el amigo. Quieren ser el testimonio claro y coherente de que la Iglesia tiene una propuesta concreta para ofrecer a los hombres de buena voluntad. 

Una propuesta de participación, de desarrollo, de paz en el Cristo muerto y resucitado. Ellos serán la carta del Papa a los jóvenes y a las jóvenes de todo el mundo, la «carta de Cristo», «escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente» (2 Cor 3, 3).



Nuestro encuentro, Santo Padre, sigue la huella del diálogo de Cristo con el joven rico, como usted nos ha indicado. Gracias por habernos abierto más concretamente la riqueza de este texto evangélico. Gracias por habernos manifestado claramente que sólo Dios es bueno. Gracias por habernos mirado con amor gratuito y exigente. Gracias por habernos hablado de la responsabilidad creativa del gran sacramento esponsal. Gracias por habernos invitado a venderlo todo, a darlo a los pobres, para seguir radicalmente a Cristo. Gracias por habernos presentado a Cristo, nuestra paz y nuestra feliz esperanza. Gracias por habernos confiado a María («haced cuanto Él, el Cristo, os dirá»).



Padre Santo: Hoy y mañana, los jóvenes presentes en Roma encuentran en usted al «dulce Cristo», al «Maestro bueno», que con su presencia y su palabra les enseña a dar «pleno valor y pleno sentido» a su vida. 

Encuentran en usted al Cristo amigo, cuyo amor gratuito y exigente sienten profundamente dentro de sí y lo perciben con alegría desde el comienzo de la Carta que los llama «queridos amigos», «jóvenes amigos». Encuentran en usted al Cristo «imagen del Padre» que les hace gustar que «Dios es amor», «que el Padre desde siempre nos ha amado en su Hijo, que el Cristo ama a cada uno y siempre».

Usted, Padre Santo, desea a los jóvenes, «a cada uno y a cada una», que puedan descubrir esta mirada llena del amor de Cristo y experimentarla hondamente. 



¡Gracias! También nosotros se lo deseamos a usted, que lleva en el corazón el peso de los sufrimientos de todas las Iglesias y de todos los hombres.

Sea este encuentro un punto de partida: el comienzo de un diálogo sereno y profundo, continuo y concreto, personal y comunitario. Un diálogo entre Cristo y los jóvenes de hoy, vívido en el ámbito de cada Iglesia local. 

Regresando a casa, a la patria, en la parroquia, en la diócesis, en el colegio, en el trabajo de cada día estos jóvenes dirán que han encontrado más íntimamente a Cristo; que han descubierto más universalmente a la Iglesia, que han experimentado profundamente el amor del Padre; que quieren ser testigos del Resucitado, comunicar la alegría y la esperanza a todos los jóvenes, ofrecer generosamente la riqueza singular de su juventud a un mundo que espera la luz, la alegría y la esperanza, la libertad, la justicia y el amor. 

Porque en definitiva espera, desea, busca a «Cristo nuestra paz».


+ Eduardo Francisco Cardenal Pironio

Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos 

Disponible aqui






AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD 
DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II 
EN EL ENCUENTRO 
INTERNACIONAL DE JÓVENES 
CELEBRADO 
EN LA PLAZA DE 
SAN JUAN DE LETRÁN DE ROMA

Sábado 30 de marzo de 1985


Queridísimos jóvenes:

1. ¡Bienvenidos! A muchos de vosotros creo que os puedo decir ¡bienvenidos de nuevo! Efectivamente nos encontramos otra vez como hace un año. Entonces se celebraba el Jubileo extraordinario de la Redención: y nos separamos con el compromiso de volvernos a ver otra vez. Ahora el encuentro se renueva con motivo de la celebración del Año Internacional de la Juventud, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para 1985, con la conciencia del peso decisivo que tienen los jóvenes en todo proyecto que mire al futuro. 
[...]





En el nombre del Señor os saludo cordialmente, queridos jóvenes de lengua española, que habéis venido a Roma en gran número principalmente de España y de los países de América Latina: Argentina, Colombia, Chile, Venezuela, Uruguay, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Puerto Rico: ¡Sed bienvenidos!
[...]

Vosotros sois la nueva generación. Al comienzo de la Carta que, con miras a este encuentro, he dirigido a la juventud de todo el mundo, he puesto bajo la guía de la primera Carta de Pedro; el siguiente deseo: «Siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere» (Carta a los jóvenes, n. 15).

Ahora os repito este deseo, terminando con él mi intervención. Y a la vez os invito a «participar» en la liturgia de mañana. Todos juntos en los caminos del amor. Que ninguno se eche atrás. Yo estoy cercano a vosotros. Siempre. Y os bendigo de todo corazón.

Arrivederci. Good bye. Hasta la vista. Adiós. Au revoir. Auf Wiedersehen. Até logo.


Ver completo el  Discurso del Santo Padre Juan Pablo II 




ENCUENTRO INTERNACIONAL DE JÓVENES 


Plaza San Pedro, Vaticano. 
Domingo de Ramos, 31 de marzo de 1985 



CARTA APOSTÓLICA DEL PAPA JUAN PABLO II  A LOS JÓVENES 
Y A LAS JÓVENES DEL MUNDO CON OCASIÓN DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD


Queridos amigos:


Votos para el Año de la juventud

1. «Siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere» (1 Pe 3, 15).

Estos son los votos que formulo para vosotros, jóvenes, desde el comienzo del año en curso. El 1985 ha sido proclamado por la Organización de las Naciones Unidas como Año Internacional de la Juventud, lo cual reviste un significado múltiple ante todo para vosotros mismos, y también para todas las generaciones, para cada persona, para la comunidades y para toda la sociedad. Esto reviste asimismo un particular significado para la Iglesia en cuanto depositaria de verdades y valores fundamentales, y a la vez servidora de los destinos eternos que el hombre y la gran familia humana tienen en Dios mismo.

(Mensaje Final)


He aquí pues, jóvenes amigos, que yo pongo en vuestras manos esta Carta, que se inspira en el coloquio evangélico de Cristo con el joven y nace del testimonio de los Apóstoles y de las primeras generaciones cristianas. 
Os entrego esta Carta en el Año de la Juventud, mientras nos estamos acercando al final del segundo Milenio cristiano. 
Os la entrego en el año en que se conmemora el vigésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, que llamó a los jóvenes «esperanza de la Iglesia» (Declaración Gravissimum educationis, sobre la educación cristiana de la juventud, 2) y a los jóvenes de entonces –igual que a los de hoy y de siempre– dirigió su «último Mensaje», en el que la Iglesia es presentada como la verdadera juventud del mundo, como la que «posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse gratuitamente, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas» (Mensaje del Concilio Ecuménico Vat. II a los Jóvenes: AAS 58 [1966], 18). 

Hago esto en el Domingo de Ramos, día en el que puedo encontrarme con muchos de vosotros, peregrinos hasta Plaza de San Pedro, en Roma. 
Precisamente este día el Obispo de Roma pide junto con vosotros por los jóvenes de todo el mundo, por cada una y cada uno. Estamos rezando en la comunidad de la Iglesia, a fin de que –en la perspectiva de los tiempos difíciles en que vivimos– estéis «siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere». 

Sí, precisamente vosotros, porque de vosotros depende el futuro, de vosotros depende el final de este Milenio y el comienzo del nuevo.
No permanezcáis pues pasivos: asumid vuestras responsabilidades en todos los campos abiertos a vosotros en nuestro mundo. Por esta misma intención rezarán junto con vosotros los Obispos y los Sacerdotes en los distintos lugares.

Y rezando así en la gran comunidad de los jóvenes de toda la Iglesia y de todas las Iglesias tenemos ante nosotros a María, que acompaña a Cristo en el comienzo de su misión entre los hombres. Es María, la de Caná de Galilea, que intercede por los jóvenes, por los recién casados, cuando en el banquete de bodas falta el vino para los invitados. 

Entonces la Madre de Cristo dirige a los hombre, presentes allí para servir durante el banquete, estas palabras: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2, 5). Él, Cristo.
Yo repito estas palabras de la Madre de Dios y las dirijo a vosotros, jóvenes, a cada uno y a cada una: «Haced lo que Cristo os diga». Y os bendigo en el nombre de la Trinidad Santísima. Amén.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 31 de marzo, Domingo de Ramos de Passione Domini, del año 1985, séptimo de mi Pontificado.

JOANNES PAULUS PP. II

Disponible en español texto completo aqui


Crónicas prensa italiana del Encuentro Internacional de Jóvenes [Roma 1985]

L' incontro di Wojtyla con i giovani
DA TUTTO IL MONDO A PIAZZA SAN PIETRO 

CITTA' DEL VATICANO - Duecentomila tra giovani e pellegrini, con rami di palme e di ulivo in mano, hanno festeggiato la Domenica delle Palme in Piazza San Pietro, assistendo alla messa del papa. I giovani, chiamati a Roma da Wojtyla per una giornata della pace, in occasione dell' anno internazionale della gioventù, avevano passato la notte in veglie di preghiera nelle chiese e nelle basiliche romane. Giovanni Paolo II ha parlato delle "molte paure e preoccupazioni" che vengono dalle armi e dalla fame nel mondo. "Mai prima d' ora", ha detto, "l' uomo si è sentito così minacciato come oggi, in questo mondo, in cui alcuni uomini sembrano dominare così largamente, mentre altri uomini - sono milioni e tra essi bambini indifesi - muoiono di fame". Per questo, ha gridato il papa, "al mondo è indispensabile Cristo", suscitando un immenso coro di applausi in tutta la piazza e uno sterminato sventolio di palme. I giovani, tra i quali anche molti non cattolici, erano arrivati da una cinquantina di paesi di tutto il mondo.

la Repubblica - Martedì, 2 aprile 1985 - pagina 17 

[doce - mil jóvenes con ramos de olivo en la mano festejaron el domingo de Ramos en plaza San Pedro. Los jóvenes llamados a Roma por Wojtyla pasaron la noche en vigilia de oración en las basilicas romanas.]


Domani mattina cerimonia alle 9,30 in Piazza S. Pietro
CENTOCINQUANTAMILA GIOVANI PER LE STRADE DI ROMA IN NOME DEL PAPA E DELLA PACE

Delegazioni da tutto il mondo per l' "Anno internazionale" proclamato dall' Onu. Oggi incontro con Wojtyla a San Giovanni in Laterano

CITTA' DEL VATICANO - Una lunga sciarpa bianca con la scritta in rosso "Cristo nostra pace". E' il segno di riconoscimento di 150 mila giovani provenienti da tutte le parti del mondo che fin da ieri hanno invaso Roma. 
Li ha convocati papa Wojtyla per dimostrare la partecipazione della Chiesa cattolica alla celebrazione dell' Anno internazionale dei giovani, proclamato dall' Onu per questo 1985. 
Le centocinquantamila sciarpe bianche si daranno convegno domani mattina, alle 9.30, in Piazza San Pietro, per celebrare insieme al papa la domenica delle Palme, così come era avvenuto l' anno scorso per il Giubileo giovanile. 

Sarà questo, però, il secondo incontro con il pontefice. Wojtyla vedrà i giovani già questa sera, alle 17, in piazza San Giovanni in Laterano, dove affiderà loro un messaggio che riassumerà la lettera apostolica indirizzata "ai giovani e alle giovani del mondo" e che è già stata distribuita in un libretto dalla copertina azzurra, con impresso in oro lo stemma del papa. Sciarpa bianca e libretto azzurro contrassegneranno, dunque, i 150 mila giovani calati a Roma da tutto il mondo su invito del papa. 

Il grosso è costituito naturalmente dagli italiani, ma sono annunciati anche ventimila spagnoli e cinquemila dai paesi dell' Est europeo, soprattutto dalla Jugoslavia, dalla Polonia e dall' Ungheria. Centinaia i giovani latino-americani che provengono da quindici nazioni. Ne arrivano perfino dall' Alaska e dalle isole dell' Estremo Oriente e dall' Oceania. Non sono tutti cattolici e nemmeno tutti cristiani. Si assicura ufficialmente la presenza di 400 giovani buddisti giapponesi. Cattolici irlandesi e protestanti inglesi giungono a Roma insieme, quale testimonianza di speranza nella pace che desiderano fra le loro nazioni. Dal Libano vengono rappresentanze di vari riti e denominazioni cristiane. Numerosi gli africani e gli asiatici. 

Gli alloggi per i giovani di questo incontro internazionale, curato dal Pontificio Consiglio per i laici, sono stati trovati in alberghi e pensioni, in case private, ma soprattutto in più di cento istituti religiosi, in città e negli immediati dintorni, ma perfino anche a 80 chilometri da Roma. 
Da ieri pomeriggio, intanto, circa quindicimila giovani, provenienti da una sessantina di paesi, hanno cominciato ad incontrarsi al Palazzo dello Sport all' Eur. Sono i partecipanti al "Genfest", il festival di "Gioventù nuova", un movimento collegato ai Focolarini. La fondatrice di questi, Chiara Lubich, ha tenuto un discorso in collegamento mondiale tramite l' Italcable. "Molte vie per un mondo unito" è lo slogan del "Genfest", che, oltre i cattolici, vede anche rappresentanze di buddisti, musulmani, ebrei, atei e agnostici. Canti e testimonianze in diverse lingue, danze e coreografie si susseguiranno fino ad oggi pomeriggio, quando i quindicimila del Palaeur convoglieranno in piazza San Giovanni per il primo incontro con il papa. 
Al termine della cerimonia papale, cominceranno le veglie di preghiera. I giovani si disperderanno in una decina di chiese della capitale per restarvi fin verso mezzanotte, dedicandosi a liturgie, presenti cardinali e vescovi. Da quell' ora, nelle tre basiliche maggiori, San Giovanni in Laterano, Santa Maria Maggiore e San Paolo fuori le mura, avranno inizio le adorazioni notturne che si protrarranno fino alle sei del mattino di domani. A quell' ora mattutina (con il nuovo orario legale sarà ancora quasi buio) si formeranno tre cortei a partire dalle tre basiliche, che confluiranno verso Piazza Venezia, dove si incontreranno per dirigersi tutti insieme verso San Pietro. 
"Non c' è dubbio", dice una nota ottimistica del Pontificio Consiglio per i laici, "che la presenza di così tanti giovani da tutto il mondo darà un tocco molto pittoresco e gioioso alla Città eterna che, nei suoi cittadini, risponderà con la sua ben nota ospitalità ed accoglienza tipicamente romana".

la Repubblica - Sabato, 30 marzo 1985 - pagina 17
di DOMENICO DEL RIO

 150 MILA GIOVANI DAL PAPA PER LA FESTA DELLE PALME

CITTA' DEL VATICANO - Oltre centocinquantamila giovani, provenienti da paesi di tutto il mondo, confluiranno a Roma, sabato e domenica, per partecipare all' incontro voluto da papa Wojtyla in coincidenza con l' anno internazionale dei giovani indetto dall' Onu per il 1985. Giovanni Paolo II, che è stato domenica ad Avezzano dove, dalla stazione di Telespazio, ha lanciato un messaggio ai lavoratori di tutto il mondo invocando una maggiore giustizia sociale, avrà un primo incontro sabato sera, sulla piazza di San Giovanni, poi attenderà i giovani a Piazza San Pietro, la domenica delle Palme. Nelle varie basiliche della capitale, nella notte tra sabato e domenica, si terranno delle veglie di preghiera. Poi, dalle sei del mattino, i giovani, che appartengono alle associazioni e ai movimenti cattolici di tutto il mondo, formeranno tre grandi cortei che si fonderanno in uno solo a Via della Conciliazione fino alla basilica vaticana. Alle 9,30 il papa celebrerà la messa in Piazza San Pietro. La maggior parte dei giovani sarà costituita da italiani, ma vi saranno anche rappresentanze di Chiese ortodosse e protestanti, oltre quattrocento buddisti giapponesi.

la Repubblica - Martedì, 26 marzo 1985 - pagina 5



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