Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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UN PASO MÁS CAMINO A LOS ALTARES

ROMA: CONCLUYÓ LA FASE DIOCESANA DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN  DEL SIERVO DE DIOS EDUARDO CARDENAL PIRONIO 11 DE MARZO DE 2016  ...

domingo, 16 de agosto de 2015

Pironio en la VIGILIA JMJ 1987

VIDEO

VIGILIA DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD


BUENOS AIRES 1987

Volvamos a disfrutar las palabras del Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio en el inicio de la Vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud ante casi un millón de jóvenes en la Avenida Nueve de Julio. 
(Sábado 11 de abril, Buenos Aires 1987)

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Agradecemos a "Pueblo de María"  y a María Jose A. por haber publicado en gloria.tv este documento y preservar así la memoria de nuestro pueblo. 
Que sea A Mayor Gloria de Dios!



JMJ Roma 1986

LA PRIMERA JORNADA MUNDIAL 
DE LA JUVENTUD 
ROMA 1986 -  NIVEL DIOCESANO

El anuncio de la institución de la Jornada Mundial de la Juventud se produjo durante la alocución de Juan Pablo II al Colegio de Cardenales y a la Curia Romana del 20 de diciembre de 1985: "El señor ha bendecido ese encuentro (con los jóvenes la víspera del Domingo de Ramos el 30 de marzo de 1985) de forma extraordinaria, tanto que, para los años venideros, se ha creado la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará el Domingo de Ramos, con la valiosa colaboración del Consejo para los Laicos". Ver Aqui


El Cardenal Pironio junto a Juan Pablo II
Pascua - 30 de marzo de 1986


Primera Jornada Mundial de la Juventud
Roma - 1986

Tema: «Siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1Pt 3,15)
Celebración (diocesana) Domingo de Ramos (23 de marzo de 1986)



sábado, 15 de agosto de 2015

I Foro Internacional de Jóvenes - JMJ Buenos Aires 1987

* Documento Completo

Forum Internacional de Jóvenes - Argentina
Buenos Aires, 9 de abril de 1987



UNA EVANGELIZACION PARA LA CONSTRUCCION
DE UNA NUEVA SOCIEDAD


Por Cardenal Eduardo Pironio

CARDENAL EDUARDO PIRONIO - JMJ - BUENOS AIRES 1987

"Les escribo a ustedes, jóvenes, porque ustedes son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno" (1 Jn.2,14).

Nos encontramos evidentemente, frente a una juventud nueva: más profunda, reflexiva y orante, más sensible a los problemas de la libertad y la justicia, más deseosa de participar en la vida de la Iglesia y en la construcción de la sociedad. Una juventud que quiere comprometerse en una "nueva evangelización", con plena fidelidad a Jesucristo y al hombre. 

La celebración de la Jornada Mundial en Buenos Aires -en un continente de cruz y de esperanza, como es América Latina- presenta a los jóvenes un triple desafío: a su oración, a su esperanza, a su amor. Para ello trataremos de reflexionar juntos, a la luz del Evangelio, y de hacer de nuestra vida una opción fundamental por Jesucristo y su Evangelio.


Comenzamos por recordar y asumir dos textos del Evangelio: el primero relativo a Jesús, el segundo a la responsabilidad evangelizadora que recibimos, como Iglesia, de Jesús:

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor" (Lc.4,18- 19).

Una contemplación sobre Jesús -sobre su Persona, su Palabra y su Obra redentora- nos revela que "Jesús mismo, Evangelio de Dios, ha sido el primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena" (E.N. 7). Todo en Jesús - su Encarnación, sus milagros, sus enseñanzas, su misterio pascual- "forman parte de su actividad evangelizadora" (E.N. 6).


martes, 11 de agosto de 2015

El Primer Cónclave del Cardenal Pironio

EL CÓNCLAVE DE AGOSTO DE 1978

Creado cardenal por Pablo VI en 1976 y prefecto de la Sagrada Congregación de Relgiosos e institutos seculares desde 1975, el cardenal Pironio fue elector en los dos cónclaves del año 1978. En apenas tres años en la curia romana Pironio era ampliamente conocido en América y Europa.
El cónclave de 25 de agosto de 1978 fue convocado luego de la muerte del papa Pablo VI, ocurrida Castel Gandolfo el 6 de agosto de ese año. Comenzó el 25 de agosto y terminó el 26 de agosto, después de cuatro votaciones. Esta elección es la primera donde no participan los cardenales mayores de ochenta años, puesto que se trataba de la primera surgida del Concilio Vaticano II. 

El Cardenal Mario Luigi Cappi saluda
al Cardenal Pironio y al Cardenal Luciani - AP Photo

En la foto vemos al Cardenal Cappi (teológo de la Casa Pontificia) junto al Cardenal Luciani (patriarca de Venecia) y al Cardenal Pironio (prefecto de la Congreg. de Religiosos) durante el encuentro entre los cardenales y el cuerpo diplomático el 11 de agosto durante la Sede Vacante de 1978 en Vaticano.  [Original en inglés: Cardinal Albino Luciani, center, who has been elected for the new Pope, taking the name of Pope John Paul I, is pictured Aug. 11, 1978 with Italian cardinal Mario Luigi Cappi, left, and Argentine cardinal Eduardo Pironio during the cardinals-ambassadors meeting in Vatican City. Ap Photo, August 11, 1978]


PIRONIO EN 1978

Después de su elevación a la dignidad cardenalicia, Pablo VI lo nombró miembro de las Congregaciones para los Obispos, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para la Educación Católica, para las Iglesias Orientales, para la Evangelización de los Pueblos, del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia (hoy 2ª Sección de la Secretaría de Estado), del Pontificio Consejo de los Textos Legislativos y de la Pontificia Comisión para América latina.

Cardenal Pironio durante la Sede Vacante de agosto de 1978
(Foto prensa Estados Unidos)


viernes, 7 de agosto de 2015

ROMA 1985

ANTECEDENTE DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 



AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

Año Internacional de la Juventud - San Giovanni in Laterano - Roma 1985

Como antecedente inmediato tenemos el  año Internacional de la Juventud propuesto por las Naciones Unidas. Está ocación fue el puntapié inicial para el desarrollo de las JMJ. Juan Pablo II adhirió a este evento y fue un paso más allá, como él mismo Santo Padre decía sobre la ONU y el año de la juventud: "Ellos lo declararon, lo escribieron,  nosotros lo hicimos!! " (JP II, 1995) 

El 23 de marzo de 1985 (domingo de Ramos) en la Plaza de San Pedro San Juan Pablo II envía una Carta a todos los jóvenes del mundo y allí sienta las bases definitivas del encuentro.
La noche anterior nace la famosa "Vigilia" (veglia). Cientos de jóvenes acuden a la cita en la Plaza de la Iglesia de San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano) para compartir un momento de oración con el Papa y con el Cardenal Pironio que se convierte así en interlocutor de los jóvenes.
Su afectuoso saludo al Papa se repetiría en todas las Jornadas que organizó nuestro Cardenal, con amor alentaría a la juventud del mundo a seguir los pasos de Cristo con alegría y esperanza.

30 - 31 de marzo de 1985 Roma
Encuentro con los jóvenes (en el marco del Año Internacional de la Juventud convocado por la Organización de las Naciones Unidas)
Tema: "Sois llamados a construir la paz"

La segunda vez que los jóvenes se reunían fue por la invitación del Papa después de la oración del Angelus Domini desde la plaza de San Pedro, el 25 de noviembre de 1984 para encontrarse el Domingo de Ramos, "para celebrar, proclamar, testimoniar juntos que Cristo es nuestra paz" y con la petición a los Episcopados de todas las naciones, a los movimientos y a las asociaciones internacionales católicas de que apoyen la iniciativa" .

Documentos fundamentales:

Carta apostólica Dilecti amici del Santo Padre del 31 de marzo de 1985 "a los jóvenes y a las jóvenes del mundo" para el Año Internacional de la Juventud, convocado por la Organización de las Naciones Unidas (publicado el 26 de marzo de 1985).

Carta de acompañamiento del Santo Padre, a la Carta Apostólica Dilecti amici, a los Obispos de todo el mundo, del 31 de marzo de 1985 (Cfr. Enseñanzas de Juan Pablo II, VIII, 11985). En esta carta Juan Pablo II auspicia iniciativas concretas en el campo de la pastoral juvenil, a nivel nacional, diocesano, parroquial, en el ámbito de cada una de las asociaciones y de cada uno de los movimientos apostólicos que reúnen a la juventud.

Carta al director de Naciones Unidas con motivo del año Internacional de la Juventud 1985


Vigilia Plaza San Juan de Letrán


AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD
SALUDO DEL CARDENAL EDUARDO PIRONIO 
 A SU SANTIDAD JUAN PABLO II 
DURANTE EL ENCUENTRO INTERNACIONAL DE JÓVENES 
CELEBRADO EN LA PLAZA DE SAN JUAN DE LETRÁN DE ROMA

Sábado 30 de marzo de 1985



Santo Padre:
¡Cuán esperado este encuentro y cómo deseamos vivirlo en profundidad cristiana y eclesial! No perder una sola palabra, un solo gesto, un solo silencio. Cristo nos reúne en su nombre. 

El Espíritu Santo ora en nosotros al Padre, y nos habla en los cantos, en los testimonios, en la Palabra del Papa. María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dará una gran capacidad de escucha y de oración, de comunión fraterna y de servicio, de fidelidad y de esperanza.
Estos jóvenes, chicos y chicas, han venido de todo el mundo para encontrar al Papa (encontrar a Pedro, encontrar a Cristo), para rezar con el Papa, escucharlo, continuar con Él un diálogo ya comentado con la reciente «Carta a los jóvenes y a las jóvenes del mundo». 

Gracias, Padre Santo, por este gran regalo pascual. La respuesta de los jóvenes será una respuesta total, alegre y comprometida. Ya han acogido el mensaje de la cruz, a ellos confiada en la clausura del Año Santo de la Redención; han acogido el mensaje del primero de año y están fuertemente convencidos que «la paz y los jóvenes caminan juntos». Acogen, ahora, con alegría y gratitud la responsabilidad de dar razón de su esperanza.



Estos jóvenes, que ya conocen el dolor de los hombres y sufren el drama de la historia contemporánea, buscan sinceramente la verdad que les hará libres; tienen hambre y sed de justicia, quieren trabajar positivamente por la paz.
Por esto han venido hasta usted, el padre, el maestro, el amigo. Quieren ser el testimonio claro y coherente de que la Iglesia tiene una propuesta concreta para ofrecer a los hombres de buena voluntad. 

Una propuesta de participación, de desarrollo, de paz en el Cristo muerto y resucitado. Ellos serán la carta del Papa a los jóvenes y a las jóvenes de todo el mundo, la «carta de Cristo», «escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente» (2 Cor 3, 3).



Nuestro encuentro, Santo Padre, sigue la huella del diálogo de Cristo con el joven rico, como usted nos ha indicado. Gracias por habernos abierto más concretamente la riqueza de este texto evangélico. Gracias por habernos manifestado claramente que sólo Dios es bueno. Gracias por habernos mirado con amor gratuito y exigente. Gracias por habernos hablado de la responsabilidad creativa del gran sacramento esponsal. Gracias por habernos invitado a venderlo todo, a darlo a los pobres, para seguir radicalmente a Cristo. Gracias por habernos presentado a Cristo, nuestra paz y nuestra feliz esperanza. Gracias por habernos confiado a María («haced cuanto Él, el Cristo, os dirá»).



Padre Santo: Hoy y mañana, los jóvenes presentes en Roma encuentran en usted al «dulce Cristo», al «Maestro bueno», que con su presencia y su palabra les enseña a dar «pleno valor y pleno sentido» a su vida. 

Encuentran en usted al Cristo amigo, cuyo amor gratuito y exigente sienten profundamente dentro de sí y lo perciben con alegría desde el comienzo de la Carta que los llama «queridos amigos», «jóvenes amigos». Encuentran en usted al Cristo «imagen del Padre» que les hace gustar que «Dios es amor», «que el Padre desde siempre nos ha amado en su Hijo, que el Cristo ama a cada uno y siempre».

Usted, Padre Santo, desea a los jóvenes, «a cada uno y a cada una», que puedan descubrir esta mirada llena del amor de Cristo y experimentarla hondamente. 



¡Gracias! También nosotros se lo deseamos a usted, que lleva en el corazón el peso de los sufrimientos de todas las Iglesias y de todos los hombres.

Sea este encuentro un punto de partida: el comienzo de un diálogo sereno y profundo, continuo y concreto, personal y comunitario. Un diálogo entre Cristo y los jóvenes de hoy, vívido en el ámbito de cada Iglesia local. 

Regresando a casa, a la patria, en la parroquia, en la diócesis, en el colegio, en el trabajo de cada día estos jóvenes dirán que han encontrado más íntimamente a Cristo; que han descubierto más universalmente a la Iglesia, que han experimentado profundamente el amor del Padre; que quieren ser testigos del Resucitado, comunicar la alegría y la esperanza a todos los jóvenes, ofrecer generosamente la riqueza singular de su juventud a un mundo que espera la luz, la alegría y la esperanza, la libertad, la justicia y el amor. 

Porque en definitiva espera, desea, busca a «Cristo nuestra paz».


+ Eduardo Francisco Cardenal Pironio

Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos 

Disponible aqui



Jubileo de los Jóvenes 1984

Antecedente de la JMJ


JUBILEO DE LOS JÓVENES 
AÑO SANTO DE LA REDENCIÓN
1983 - 1984






Jubileo de los Jóvenes - 1984




Jubileo internacional de los jóvenes. Con ocasión del Jubileo
Extraordinario de la Redención, el Año Santo de 1983 - 1984.
















JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

HISTORIA DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 

La intuición profética de San Juan Pablo II
y la organización impecable del Cardenal Pironio


Un capítulo especial del paso del Cardenal Pironio por el Pontificio Consejo para los Laicos está constituido por las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Nacidas de la intuición profética y del gran amor por los jóvenes de Juan Pablo II, estos encuentros han encontrado en el Cardenal el partidario convencido y el artífice sabio: los recibió en el momento de su nacimiento en Roma en 1984 y, haciéndose peregrino incansable con el Papa y con los jóvenes por los caminos del mundo, los fue acompañando con ternura y amor hasta 1996 en la víspera de su duodécima
celebración en París.

jueves, 6 de agosto de 2015

Concilio Vaticano II a los Jóvenes


El orígen de la Jornada Mundial de la Juventud se remonta al Concilio Vaticano II, allí los padres conciliares junto al Papa Beato Pablo VI decidieron dejar un especial mensaje a los jóvenes de todo el mundo alentandólos a participar en la Iglesia y llevar adelante la Fe de Cristo. Otro antecedente es la entrega de la Cruz del Año Santo de la Redención de 1983 a los jóvenes durante la ceremonia de Clausura.


Concilio Vaticano II


MENSAJE DEL CONCILIO VATICANO II 
A LOS JÓVENES

Finalmente, es a vosotros, jóvenes de uno y otro sexo del mundo entero, a quienes el Concilio quiere dirigir su último mensaje. Porque sois vosotros los que vais a recibir la antorcha de manos de vuestros mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia. 

Sois vosotros los que, recogiendo lo mejor del ejemplo y de las enseñanzas de vuestros padres y de vuestros maestros vais a formar la sociedad de mañana; os salvaréis o pereceréis con ella.
La Iglesia, durante cuatro años, ha trabajado para rejuvenecer su rostro, para responder mejor a los designios de su fundador, el gran viviente, Cristo, eternamente joven. Al final de esa impresionante «reforma de vida» se vuelve a vosotros. Es para vosotros los jóvenes, sobre todo para vosotros, porque la Iglesia acaba de alumbrar en su Concilio una luz, luz que alumbrará el porvenir.
La Iglesia está preocupada porque esa sociedad que vais a constituir respete la dignidad, la libertad, el derecho de las personas, y esas personas son las vuestras.
Está preocupada, sobre todo, porque esa sociedad deje expandirse su tesoro antiguo y siempre nuevo: la fe, y porque vuestras almas se puedan sumergir libremente en sus bienhechoras claridades. Confía en que encontraréis tal fuerza y tal gozo que no estaréis tentados, como algunos de vuestros mayores, de ceder a la seducción de las filosofías del egoísmo o del placer, o a las de la desesperanza y de la nada, y que frente al ateísmo, fenómeno de cansancio y de vejez, sabréis afirmar vuestra fe en la vida y en lo que da sentido a la vida:
la certeza de la existencia de un Dios justo y bueno.

En el nombre de este Dios y de su hijo, Jesús, os exhortamos a ensanchar vuestros corazones a las dimensiones del mundo, a escuchar la llamada de vuestros hermanos y a poner ardorosamente a su servicio vuestras energías.
Luchad contra todo egoísmo. Negaos a dar libre curso a los instintos de violencia y de odio, que engendran las guerras y su cortejo de males. Sed generosos, puros, respetuosos, sinceros. Y edificad con entusiasmo un mundo
mejor que el de vuestros mayores.
La Iglesia os mira con confianza y amor. Rica en un largo pasado, siempre vivo en ella, y marchando hacia la perfección humana en el tiempo y hacia los objetivos últimos de la historia y de la vida, es la verdadera juventud del mundo. Posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas. Miradla y veréis en ella el rostro de Cristo, el héroe verdadero, humilde y sabio, el Profeta de la verdad y del amor, el compañero y amigo de los jóvenes. Precisamente en nombre de Cristo os saludamos, os exhortamos y os bendecimos.


Concilio Vaticano II
7 de diciembre de 1965
[Disponibles on line en italiano y español ]