Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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TESTAMENTO ESPIRITUAL

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Cardenal Pironio / Testamento Espiritual

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jueves, 9 de abril de 2015

Carta a los Jóvenes en Pascua


Queridos jóvenes...

Al desearles de corazón Feliz Pascua de Resurrección les grito nuevamente
"ha resucitado Cristo mi Esperanza".
Qué bueno gritar hoy, otra vez, a los jóvenes:
"No tengan miedo, Cristo ha resucitado, Cristo vive y sigue haciendo camino con nosotros".

Cardenal Pironio - JMJ Buenos Aires 1987
Seamos, queridos jóvenes, verdaderos testigos de la Esperanza. Eso exige creer de veras. Pero para poder proclamar la resurrección de Cristo, hay que tener una especie de experiencia de Cristo de la Pascua, del Cristo resucitado.

Queridos amigos, esta vida nueva nos impone un estilo de amor nada común, heroico, generoso, alegre y servicial. La esperanza es comunión, es caminar juntos. No sólo caminar juntos con el Cristo que va haciendo camino con nosotros, sino caminar juntos con aquel que Dios ha puesto a nuestro lado.

Qué bueno mirar a la luz de la fe todo lo que ocurre, y saber que si bien la peregrinación es larga es bueno caminar en la vida dándonos las manos!
Pero esto exige un cambio interior, exige que vivamos de veras nuestra vida con Cristo, en Dios.
Que vivamos la construcción positiva del amor en la fecundidad de la entrega generosa a los hermanos.
Hoy es el día de la esperanza, pero también es por esencia el día del compromiso en el amor.

Queridos jóvenes la única fuerza que puede cambiar el mundo es el amor, la única forma de cambiar las estructuras y construir un mundo nuevo, es con el amor.

Pascua, día del amor, día de la esperanza. La esperanza es caminar juntos.
Qué bueno, mis queridos jóvenes, si hoy sentimos que alguien a nuestro lado nos dice: "no tengas miedo, no estás solo caminamos juntos!.
Qué bueno si nos acercáramos a alguien que vacila en su fe, a alguien a quien el dolor oscurece el camino y le decimos: " No tengas miedo yo también voy caminando a tu lado".

Queridos jóvenes, amigos, quiero gritarles nuevamente "ha resucitado mi Esperanza".
Una esperanza que es seguridad, que es comunión y compromiso.

Que nuestra Señora de la Esperanza, Virgen del silencio y la espera, Virgen que sufrió la cruz y por eso supo lo que era esperar, encienda en el corazón de ustedes, mis queridos en el corazón de nuestros hermanos, en mi corazón, la luz inextinguible de una esperanza que tiene que ser contagiosa para cambiar al mundo.

Que así sea.

+ Eduardo Cardenal Pironio 

Señor Jesús, Tú eres la Vida


Señor Jesús, tú eres la Vida;
tú viniste al mundo para traernos la vida en abundancia;
tú entregaste en la cruz tu propia vida por nosotros.
Cardenal Pironio - JMJ Denver 1993


Yo quiero vivir.
Tú eres el único que tiene palabras de vida,
tú eres el pan de vida, de tí, muerto en la cruz, brotaron ríos de agua viva
que era el Espíritu Santo.
Yo quiero vivir; yo necesito vivir y vivir para siempre.

No quiero seguir muriendo
ni buscando el agua de la vida en pozos secos.

No quiero que me mate una cultura de la muerte.
Yo quiero vivir y dar la vida,
quiero ser instrumento y comunicador de vida a mis hermanos jóvenes.
No quiero verlos envejecer prematuramente 
ni morir dramáticamente en los brazos del placer,
de la droga o la violencia.

Tú eres la Vida, Señor,
porque eres la Verdad y el Camino.

Yo quiero recorrer ese Camino
y enseñarlo a mis hermanos;
yo quiero abrazarme a esa Verdad
y mostrarla a los jóvenes que buscan;
yo quiero, Señor, vivir tu Vida plenamente
en el amor y en la alegría y dando fruto.

Por eso quiero vivir insertado plenamente en ti,
como sarmiento vivo en la vid verdadera
para producir frutos abundantes.

No importa si el Padre me poda por la cruz para dar más frutos.

Quiero vivir la Vida como la vivió María,
tu Madre y madre nuestra:
en el silencio y la oración, en el servicio y la cruz,
en la resurrección y la esperanza.

Tú, María, nos diste una vez al
"Autor de la Vida"; hoy yo te lo pido de nuevo
para mí y para todos los jóvenes del mundo.

Porque sólo así tendremos en Cristo
un mundo nuevo, más justo, más fraterno,
más humano; un mundo más lleno de amor,
de alegría y de esperanza;
un mundo donde la naturaleza exprese
la belleza de su Creador,
el hombre revele la imagen de su Dios
y el cristiano proclame la bondad
y la ternura de su Padre.

Pero, entonces, hay que aprender a decir
que Sí al Señor, como tú lo hiciste;
y tocaremos con las manos, como tú en Belén,
la Vida que estaba en Dios, se manifestó
"y nosotros la hemos visto, damos testimonio y la anunciamos"

Amén

+ Eduardo Cardenal Pironio


María, Madre de Dios


Nuestra Señora de Loreto
María, Madre de Dios
Te pedimos,
Madre de Dios y Madre nuestra,
que sintamos siempre la paz del Señor,
que nuestra mirada
sea siempre limpia y clara.
Que nuestros labios
pronuncien solamente palabras
de optimismo y de esperanza.
Que nuestro paso sea firme
y nuestra actitud valiente.
Que nuestras manos sean generosas para dar
y prudentes para recibir.
Que nuestro corazón esté
siempre abierto para amar a todos.
Que nuestros pasos se dirijan
hacia el lugar donde puedan ser útiles.
Que nuestra vida sea luminosa y generosa,
como la vuestra,
Santa Madre de Dios.
Amén

+ Eduardo Cardenal Pironio



A Nuestra Señora del Silencio





Nuestra Señora de los Dolores
María, Señora del silencio,
de la escucha y de la comunicación
Madre del Silencio y de la Humanidad,
tú vives perdida y encontrada
en el mar sin fondo del Misterio del Señor.
Eres disponibilidad y receptividad.
Eres fecundidad y plenitud.
Eres atención y solicitud por los hermanos.
Estás vestida de fortaleza.
En ti resplandecen la madurez humana
y la elegancia espiritual.
Eres señora de ti misma
antes de ser señora nuestra
No existe dispersión en ti.
En un acto simple y total,
tu alma, toda inmóvil,
está paralizada e identificada con el Señor.
Estás dentro de Dios, y Dios dentro de ti.
El Misterio Total te envuelve y te penetra,
te posee, ocupa e integra todo tu ser.
Parece que todo quedó paralizado en ti,
todo se identificó contigo:
el tiempo, el espacio, la palabra,
la música, el silencio, la mujer, Dios.
Todo quedó asumido en ti, y divinizado.
Jamás se vio estampa humana
de tanta dulzura,
ni se volverá a ver en la tierra
mujer tan inefablemente evocadora.
Sin embargo, tu silencio no es ausencia
sino presencia
estás abismada en el Señor,
y al mismo tiempo,
atenta a los hermanos, como en Caná.
Nunca la comunicación es tan profunda
como cuando no se dice nada,
y nunca el silencio es tan elocuente
como cuando nada se comunica.
Haznos comprender que el silencio
no es desinterés por los hermanos
sino fuente de energía e irradiación;
no es repliegue sino despliegue,
y que, para derramarse,
es necesario cargarse.
El mundo se ahoga
en el mar de la dispersión,
y no es posible amar a los hermanos
con un corazón disperso.
Haznos comprender que el apostolado,
sin silencio, es alienación;
y que el silencio, sin el apostolado,
es comodidad.
Envuélvenos en el manto de tu silencio,
y comunícanos la fortaleza de tu fe,
la altura de tu esperanza,
y la profundidad de tu amor.
Quédate con los que quedan,
y yente con los que nos vamos.
Oh Madre Admirable del Silencio!
+ Eduardo Cardenal Pironio

Ser Presencia


Ser presencia, Señor,
es hablar de Tí sin nombrarte;
callar cuando es preciso que el gesto reemplace la palabra.

         Siervo de Dios + Eduardo Cardenal Pironio
Ser luz que ilumina
el lenguaje del silencio
y voz, que surgiendo de la vida, no habla.

Es decirle a los demás que estamos cerca,
aunque sea grande la distancia que separa.

Es intuir la esperanza de los otros y simplemente, llenarla.

Es sufrir con el que sufre y desde dentro,
mostrarle que Dios cura nuestras llagas.

Es reír con el que ríe y alegrarse
del gozo del hermano porque ama.

Es gritar con la fuerza del Espíritu
la verdad que desde Dios siempre nos salva.

Es vivir expuestos y sin armas,
confiando ciegamente en tu Palabra.

Es llevar el “desierto” a los hermanos,
compartir tu Misterio y decirles que los amas.

Es saber escuchar tu lenguaje en silencio.
Y “ver” por ellos cuando la fe pareciera que se apaga.

“Ser presencia”, Señor, es saber esperar tu tiempo
sin apresuramientos y con calma.

Es dar serenidad con una paz muy honda.

Es vivir la tensión del desconcierto
en una Iglesia que, porque crece, cambia.

Es abrirse a los “signos de los tiempos”
manteniéndose fiel a tu Palabra.

Es, en fin, Señor, ser caminante
en el camino poblado de hermanos,
gritando en silencio que estas vivo
y que nos tienes tomados de la mano

+ Eduardo Cardenal Pironio


Oración a Nuestra Señora de la Misión


Virgen de la Buena Nueva: recibiste la Palabra y la practicaste.
Por eso fuiste feliz y cambió la historia.
Virgen de la misión y del camino,
la que llevó a la casita de Isabel la Salvación y a los campos de Belén la Luz del Mundo.

Peregrinación a Pie a Nuestra Señora de Luján 
Gracias por haber sido misionera,
Por haber acompañado a Jesús en el silencio y la obediencia a su Palabra.

Gracias porque tu misión fue hasta la cruz y hasta el Don del Espíritu en Pentecostés.
Allí nació la Iglesia misionera.

Virgen de la Misión: También nosotros viviremos en misión.
Que toda la Iglesia se renueve en el Espíritu.
Que amemos al Padre y al hermano.
Que seamos pobres y sencillos,
presencia de Jesús y testigos de su Pascua.

Que al entrar en cada casa comuniquemos la Paz,
anunciemos el Reino y aliviemos a los que sufren.

Que formemos comunidades Orantes, Fraternas y Misioneras.

Virgen de la Reconciliación: nuestra Iglesia peregrina
quiere proclamar la Fe con la Alegría de la Pascua y gritar al mundo la Esperanza.
Por eso se hunde en tu silencio, tu comunión y tu servicio.
Ven con nosotros a caminar. 
Amén. Que así sea

 + Eduardo Francisco Cardenal Pironio

Señora de la Nochebuena

"La adoración de los Pastores" Bartolome Murillo

Señora de la Nochebuena.
Señora del silencio y de la Espera:
esta noche nos darás otra vez al Niño.

Velaremos contigo hasta que nazca:
en la pobreza plena, en la oración profunda,
en el deseo ardiente...

En algún pueblo no habrá Nochebuena
porque están en guerra.

En algún hogar no habrá Nochebuena
porque están divididos.

En algún corazón no habrá Nochebuena
porque está en pecado...

Señora de la Nochebuena,
Madre de la luz, Reina de la Paz.

Causa de nuestra alegría:
que en mi corazón nazca esta noche
otra vez Jesús.

Pero para todos:
para mi casa, para mi pueblo,
para mi patria, para el mundo entero.

Y sobre todo, fundamentalmente,
que nazca otra vez Jesús
para Gloria del Padre.

Amén. 
Que así sea.

+ Eduardo Cardenal Pironio