Entrevista al Cardenal
Jorge Mario Bergoglio
sobre el Cardenal Pironio
V Encuentro Nacional de Sacerdotes, Villa Cura Brochero, Córdoba, septiembre de 2008
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| Cardenal Bergoglio - V Encuentro Nacional de Sacerdotes - 2008 |
Pastores - A este Encuentro Nacional de Sacerdotes se acercaron más de 550 sacerdotes y 30 obispos. Representan 53 diócesis del país. Teniendo en cuenta esto, ¿qué reflexión hace usted de este Encuentro y esta convocatoria?
Bergoglio:- Es una expresión evidente de la dimensión comunional del presbiterado. Esto está en Aparecida cuando dice “no hay cristiano sin comunidad”. O sea, no hay discípulo sin comunidad. La gracia nos viene a través de una comunidad (cfr. Ap 150-152). Encontrarnos nosotros, los que tenemos la misión del ministerio ordenado, es sentirnos comunidad y hacer comunidad. Es darnos cuenta que solos no somos cristianos. Y si no nos insertamos en la diócesis con los demás presbíteros, si no nos insertamos con el obispo y con los fieles de la diócesis, perdemos la dimensión comunional del presbiterado y terminamos siendo monadas, perdiendo la vivencia cristiana que es fundamentalmente comunional.
P:- Éste Encuentro tiene así como figura convocante la de Mons. Pironio al cumplirse 10 años de su Pascua. Usted, ¿lo conoció personalmente?
Sí, lo conocí mucho a Pironio desde que él era obispo auxiliar de la Plata (años 1964 a 1972). Yo en esa época era Provincial de los Jesuitas. Recuerdo que sufrió bastante la desconfianza
y la calumnia. Cuando Pablo VI le pide que le predique los Ejercicios Espirituales en la Cuaresma de 1974, le cuestionaban al Papa haberlo elegido ya que Pironio era una persona de ideas progresistas. Pero después de escucharlo tuvieron que callarse. Aunque, igualmente, en Roma no fue comprendido, hablaban mal de él. Sintió lo que era la persecución de la calumnia.
Es conocida la anécdota de una persona en Roma que a Pironio no lo quería. Hablaba mal de él ya que creía que estaba equivocado.
Pero estando Pironio enfermo y antes de morirse, lo va a visitar sabiendo que había tenido esa falla de hermandad. Pironio, que estaba que no daba más de los dolores, cuando lo vio se le iluminaron los ojos y se sentó en la cama para darle un abrazo.
Eso lo hace un santo.
Él sabía todo lo que había dicho y hecho. Lo abrazó sabiendo que aquella persona no lo supo comprender y que incluso lo había calumniado.
P- ¿Hay algún aspecto de la figura sacerdotal de Pironio que quisiera rescatar especialmente?
Siempre que hablabas con él te daba la sensación que se sentía el peor inútil del mundo, el peor pecador.
Te abría un panorama de santidad a vos, desde su profunda humildad.
Te abría horizontes, experimentabas que nunca cerraba puertas a nadie, e incluso a gente que él sabía que no lo comprendían.
Demostraba también una gran paciencia haciéndome recordar aquel texto de San Pablo a Timoteo “…para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia”.
En esto reflejaba el amor de Dios por nosotros. Y cuando había que poner un límite lo ponía, pero con una caridad exquisita.
P- ¿Recuerda algún testimonio sacerdotal de sus encuentros personales con Pironio?
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| Cardenal Bergoglio - V Encuentro Nacional de Sacerdotes - 2008 |
Era como un chico de primera comunión, lleno de ese candor de niño que nunca perdió.
Otra anécdota tiene que ver con su caridad exquisita. Estábamos en Roma, en el Sínodo de América (del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997) y nos insistía para ir a comer con él. Tenía unos dolores espantosos por su enfermedad, pensemos que él muere en febrero siguiente. Nos recibió en su casa a 9 ó 10 delegados de Argentina: Arancedo, Arancibia, Casareto, Mollaghan, y otros más...
Entre sonrisas y bienvenidas notamos que caminaba con dificultad, sin embargo en ningún momento vimos un gesto de dolor, disimulando todo el tiempo durante la mesa y la larga sobremesa.
Hasta que de nosotros salió levantarnos e irnos, él no dejó la sonrisa, no dejo de preguntar, de interesarse y divertirse y hacer chistes, y escuchar chistes… y todo padeciendo fuertes dolores.
P:- Junto con Pironio, otra figura sacerdotal convocante en este Encuentro es la del Cura Brochero. ¿Que aspecto de la espiritualidad sacerdotal del Cura Brochero puede ayudar a los sacerdotes de hoy en los tiempos que estamos viviendo?
Salir. Salir a buscar, como dice el Evangelio “...vayan a los cruces de los caminos y traigan a la fiesta buenos y malos”. Él salía a buscar y juntaba buenos y malos. Esto es una gran enseñanza: tenemos que pasar del cura recibidor al cura buscador.
Toda acción sacerdotal, sea del presbítero o del obispo, tiene que ser paradigmáticamente misionera, tiene que ser salidora. Cuando a Brochero lo quisieron encajonar haciéndolo canónigo, no con mala voluntad sino honrándolo, sintió que “éstos arneses no son para esta mula, esta mula es salidora”. Él siempre iba más allá. Hay que ir a buscar la oveja perdida. Ahora, cuando el cura se pone en administrador, en recibidor, cuando arma “la oficina” parroquial y a dos cuadras hay gente que ni sabe persignarse, algo está fallando.
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| Cadenal Pironio - Cuadernos Pastores (2008) |
O el granito de mostaza que crece hasta ser un arbusto grande. La levadura, en cambio, es imagen de las acciones del anti-reino: son restrictivas. O el que construye los graneros, que guarda y junta semillas para él, pero una noche Dios se lo lleva. O el rico Epulón, que miraba lo que iba a comer y en la puerta tenía uno muerto de hambre, pero no se daba cuenta.
Poner en marcha el mensaje del reino es salir. Salir y no controlar los resultados.
P:- Este Encuentro tiene como lema “Alegres servidores de la esperanza”, pero vivimos en el país bastantes signos de preocupación y de desesperanza. ¿Que mensaje usted le daría a los sacerdotes teniendo en cuenta este contexto cultural concreto, en el cual les toca vivir y ejercer su ministerio, aquí en Argentina?
Me remito a “Evangelii Nuntiandi”, en el Nº 80, con el cual termina Aparecida. Allí
Pablo VI menciona las dificultades que más encontramos para la evangelización. Habla sobre la tristeza y el desaliento. Que no hay que dejar lugar ni a la tristeza ni al desaliento en la tarea evangelizadora, ni dejarse llevar por la ansiedad. Y esto sigue siendo actual.
El lema del Encuentro tiene dos palabras vinculadas a la esperanza: alegres y servidores.
Un servidor triste no sirve y un alegre “al cuete” tampoco sirve.
Hay que servir con alegría y a gusto, como enseña y testimonia San Pablo. Es decir tenemos
que ser nuevos nosotros. Y en estos momentos de mayor desilusión no podemos permitirnos ni la ansiedad ni el desaliento. Dice Pablo VI que son los peores enemigos de la
evangelización, y hoy aún más, porque vienen de dentro de nosotros.
En su época, Pablo VI hablaba de los desafíos externos, sobre todo la ideología atea, que provocaba ansiedad y desaliento en las tareas evangelizadoras.
Al decir “Alegres servidores” me hace pensar que a veces uno ve evangelizadores, o agentes de de pastoral, y en especial sacerdotes, con cara de “ají en vinagre”. Entonces, digo ¿dónde está tu alegría? ¿tu alegría presbiteral?
Creo que esto, entre otras cosas, tiene que ver la manera de vivir el celibato. Si el cura es
fecundo, tiene hijos espirituales y vive esa paternidad propia del sacerdote, viendo crecer a
sus hijos en medio de los problemas y a veces en soledad, no pierde la alegría.
En cambio el que no vive bien su celibato lo confunde con soltería, y entonces termina
siendo un solterón o sea un estéril. El solterón es estéril y entonces se va como autorreferenciando. Y a mi juicio la autorreferencialidad en la Iglesia, en la vida de los agentes de pastoral, y en especial en los sacerdotes y obispos, es una de las polillas que más nos carcomen.
* Entrevista concedida a la Revista Pastores N° 43, diciembre de 2008. Dsponible AQUI
VIDEO - YOUTUBE
V ENCUENTRO NACIONAL DE SACERDOTES - CARD. BERGOGLIO
ENLACES
- Ver en este Blog "V Encuentro Nacional de Sacerdotes"
- Exposición y entrevista del padre Vérgez (secretario privado del cardenal)
- Exposición del Padre Recondo (colegio sacerdotal de Roma)
Esto lo tenía Brochero y para nosotros es muy importante.
P:- Este Encuentro tiene como lema “Alegres servidores de la esperanza”, pero vivimos en el país bastantes signos de preocupación y de desesperanza. ¿Que mensaje usted le daría a los sacerdotes teniendo en cuenta este contexto cultural concreto, en el cual les toca vivir y ejercer su ministerio, aquí en Argentina?
Me remito a “Evangelii Nuntiandi”, en el Nº 80, con el cual termina Aparecida. Allí
Pablo VI menciona las dificultades que más encontramos para la evangelización. Habla sobre la tristeza y el desaliento. Que no hay que dejar lugar ni a la tristeza ni al desaliento en la tarea evangelizadora, ni dejarse llevar por la ansiedad. Y esto sigue siendo actual.
El lema del Encuentro tiene dos palabras vinculadas a la esperanza: alegres y servidores.
Un servidor triste no sirve y un alegre “al cuete” tampoco sirve.
Hay que servir con alegría y a gusto, como enseña y testimonia San Pablo. Es decir tenemos
que ser nuevos nosotros. Y en estos momentos de mayor desilusión no podemos permitirnos ni la ansiedad ni el desaliento. Dice Pablo VI que son los peores enemigos de la
evangelización, y hoy aún más, porque vienen de dentro de nosotros.
En su época, Pablo VI hablaba de los desafíos externos, sobre todo la ideología atea, que provocaba ansiedad y desaliento en las tareas evangelizadoras.
Al decir “Alegres servidores” me hace pensar que a veces uno ve evangelizadores, o agentes de de pastoral, y en especial sacerdotes, con cara de “ají en vinagre”. Entonces, digo ¿dónde está tu alegría? ¿tu alegría presbiteral?
Creo que esto, entre otras cosas, tiene que ver la manera de vivir el celibato. Si el cura es
fecundo, tiene hijos espirituales y vive esa paternidad propia del sacerdote, viendo crecer a
sus hijos en medio de los problemas y a veces en soledad, no pierde la alegría.
En cambio el que no vive bien su celibato lo confunde con soltería, y entonces termina
siendo un solterón o sea un estéril. El solterón es estéril y entonces se va como autorreferenciando. Y a mi juicio la autorreferencialidad en la Iglesia, en la vida de los agentes de pastoral, y en especial en los sacerdotes y obispos, es una de las polillas que más nos carcomen.
* Entrevista concedida a la Revista Pastores N° 43, diciembre de 2008. Dsponible AQUI
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- Exposición y entrevista del padre Vérgez (secretario privado del cardenal)
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