Oración al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

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TESTAMENTO ESPIRITUAL

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Cardenal Pironio / Testamento Espiritual

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martes, 5 de febrero de 2013

Aniversario 2013

15° Aniversario de la muete del Siervo de Dios Eduardo Cardenal Pironio
Homenaje en Luján y Roma 2013



Monseñor Carlos Malfa, 5 de febrero de 2013, Basílica de Luján.

Homilía 15 Anuversario (Fuente Acción Católica Argentina)


15° Aniversario - Monseñor Malfa

Cuando un árbol se va del patio familiar deja en pie un gran hueco de luz, para quien no compartió nada con él allí simplemente no hay nada, en cambio, para los que se cobijaron a su sombra o compartieron su presencia rica en recuerdos, ese hueco del cielo abierto lo vuelve a hacer presente en cada amanecer. 
Buscándolo, nuestros ojos tropiezan quizá con una estrella lejana que ha quedado en el cielo náufraga de la noche que ahora se ha vuelto día. 



Permítanme esta imagen para recordar al Cardenal Eduardo F. Pironio que hace quince años se fue del patio familiar de la Iglesia, para quienes tuvimos la gracia de encontrarlo en el camino de la vida de fe surge naturalmente su presencia como misterio y podemos tocar que lo que nos entregó se mantiene vivo porque siempre vino de Dios, advertimos que en el patio familiar de la Iglesia su estrella sigue resplandeciendo porque supo acoger en la totalidad de su vida, de su pensamiento , de su palabra, la Verdad inmutable del Amor de Dios, y la luz que emite desde la Casa del Padre es reflejo de su vida transfigurada en el Magnificat sin fin y entonces la bendición de su presencia nos anima a vivir con alegría y fidelidad esta hora de la Iglesia en la nueva evangelización, Iglesia misterio de comunión misionera.



Nos toca decir a quienes no lo conocieron que la Iglesia en Argentina, con sus luces y sus sombras, ha dado y ofrecido frutos de santidad, vivimos en noviembre pasado la beatificación de la Hna. Crescencia Pérez y aguardamos la del Cura Brochero. 
No entendemos con esto adelantar absolutamente nada al juicio que sólo corresponde a la
autoridad de la Iglesia en la causa que con nuestra oración sigue su curso, simplemente
recogemos con gratitud el testimonio de este hombre profundamente humano y todo de
Dios que fue el cardenal Pironio.


Al referirme a quienes no lo conocieron pienso particularmente en los jóvenes, ellos deben saber y sentir el amor con que los amó, de su confianza y exigencia para con ellos a quienes siempre acompañó, desde los lejanos tiempos de la Acción Católica hasta las Jornadas Mundiales de la Juventud. 

No es posible ahora manifestar todo lo que fue su entrega a los jóvenes, solo quisiera hacer resonar algunas de sus palabras:
Decía a los jóvenes de Argentina: “Amen al país y comprometan las riquezas de su juventud en construir juntos una patria de hermanos. Para ello sean testigos del amor de Dios, operadores de paz, profetas de esperanza” (1985). 


A los jóvenes de América Latina:”Y este Dios Amor te dice a ti, joven: tienes que gritar el amor con que Dios te ama. Contra el odio, el amor; contra la violencia, el amor; contra la injusticia, el amor; y será posible si nos dejamos empapar de un Dios cercano que camina en la historia con nosotros” (Cochabamba, l992).


A los jóvenes del mundo: “Este es mi augurio para todos ustedes, mis queridos jóvenes: que sientan siempre el amor con que Jesús los quiere, que reclinen su cabeza en el pecho del Maestro para gustar su Palabra, y que acojan a María en su propia casa” (1996 al dejar el Pontificio Consejo para los laicos).
Y la fuerza conmovedora de un desafío en la celebración de sus 50 años de sacerdote: “¡Cómo quisiera yo, al final de mi camino, que algún joven retomara la antorcha de esperanza que yo estoy a punto de entregar a los que son capaces de decir que si y permanecer fieles! ¡Lo conceda el Señor!
¡Nos acompañe María! (Bs. As., 1993)

En este tiempo, la hora de Dios para nosotros, en que el Santo Padre Benedicto XVI nos está invitando a renovar la alegría de creer y la alegría humilde de transmitir la fe y nos dice que los protagonistas de la nueva evangelización son los santos, la vida del Siervo de Dios es para nosotros un testimonio de fe y un llamado a la santidad. 
Si recordamos sus palabras y recorremos sus escritos encontramos la viva expresión de la predicación del Evangelio que nace de la experiencia personal de la Fe vivida en todas sus dimensiones y destinada también a alimentar la entera vida de fe de aquellos a quienes se dirigía, fueran laicos, religiosos, sacerdotes, obispos. 

Así nos lo dijo el Beato Juan Pablo II en la homilía exequial en la Basílica de San Pedro el 7 de febrero de l998: “Fue testigo de la fe valiente que sabe fiarse de Dios, incluso cuando en los designios misteriosos de su Providencia, permite la prueba”…”creyó con fe inquebrantable en las promesas del Redentor”. 
Podemos decir creyó y por eso habló. La alegría de la fe tiene su origen en la experiencia profunda del amor inalterable de Dios como Padre, de su fidelidad y misericordia, no es una experiencia genérica sino bien específica, del Dios trinitario, en cuanto no se puede pensar en el misterio de Dios Padre sin pensar en la Trinidad, al Padre que por medio de Su Espíritu nos está configurando a Su Hijo y nos hace hijos en Él. 
Así lo confiesa en su Testamento espiritual: “Fui bautizado en el nombre de la Trinidad Santísima, creí firmemente en Ella, por la misericordia de Dios; gusté su presencia amorosa en la pequeñez de mi alma (me sentí inhabitado por la Trinidad). 
Ahora entro “en la alegría de mi Señor”, en la contemplación directa, “cara a cara”, de la Trinidad. Hasta ahora “peregriné lejos del Señor”. Ahora “lo veo tal cual El es”. Soy feliz. ¡Magnificat!”.

En sus palabras y sus escritos radicados en la Sagrada Escritura e interpretados a la luz del Magisterio en general y del Concilio en particular aparece el llamado de cad uno a la santidad, cualquiera sea su estado, que es el llamado a ser imagen de Cristo.
No basta la experiencia del amor del Padre, es necesario vivir según su voluntad: ser transparencia de Jesús a través del misterio Pascual, misterio indivisible de Muerte y Resurrección, de plena configuración con Jesús en la Cruz; y esa respuesta a su Voluntad constituye la única espiritualidad fundamental, válida para todo cristiano: vivir en plenitud la caridad evangélica, cuyo himno maravillosamente ha cantado San Pablo. 

Se necesita una gracia particular de Dios, recibida en un diálogo interior nunca interrumpido para tener la fortaleza de vivir en relación al prójimo el amor “que todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta”, como lo vivió el Siervo de Dios.


Para concluir les comparto unas líneas de un escrito no publicado en el que el cardenal decía: “lo esencial de nuestra vida cristiana no es la pobreza, ni la cruz, sino el amor… la realidad de la cruz, en la vida y el ministerio de Jesús, se inserta como el único modo definitivo y concreto de amar: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15,13)... La cruz revela el amor, el amor explica la cruz; la cruz y el amor hacen posible e indefectible nuestra esperanza”. Amén.
+Carlos H. Malfa


Argentina recuerda al cardenal Eduardo Pironio
Celebrada en Luján una eucaristía en memoria del siervo de Dios

Luján, 05 de febrero de 2013 (Zenit.org)

La Acción Católica celebró este domingo en la basílica de Nuestra Señora de Luján una misa en memoria del siervo de Dios cardenal Eduardo Pironio, al cumplirse quince años de su fallecimiento. 

La celebración eucarística estuvo concelebrada por monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús, monseñor Fernando Maletti, obispo de Bariloche, y monseñor Raúl Martín, auxiliar de la archidiócesis de Buenos Aires y delegado episcopal de la Pastoral de Juventud. 

En la homilía de la celebración eucarística, el obispo de Chascomús caracterizó al cardenal Pironio como “un árbol que se va del patio familiar pero deja un gran hueco de luz”, y precisó luego que la Iglesia argentina, con sus luces y sombras, “ha dado y ofrecido frutos de santidad”. 
Monseñor Malfa recuperó las figuras de la beata María Crescencia Pérez, recientemente beatificada, y del venerable José Gabriel del Rosario Brochero, que será elevado a la gloria de los altares en septiembre próximo. 

Profundamente humano y todo de Dios

El prelado afirmó que, “sin adelantar absolutamente nada al juicio que sólo corresponde a la autoridad de la Iglesia” en la causa de beatificación, “recogemos con gratitud el testimonio de este hombre profundamente humano y todo de Dios que fue el cardenal Pironio”, hoy siervo de Dios. 
Junto a numerosos fieles estuvieron presentes dirigentes de la Acción Católica Argentina, Beatriz Buzzetti Thomson, vicepostuladora de la causa de beatificación y canonización, y representantes del Instituto Cardenal Pironio, de la Pastoral de Juventud, quienes fueron los organizadores de este acto en homenaje al sacerdote, nacido en la localidad bonaerense de Nueve de Julio. Hoy, martes 5 de febrero, se cumplen 15 años de su partida a la Casa del Padre. 

Con los jóvenes

El orador se refirió al “gran amor” que el cardenal tuvo hacia los jóvenes, a quienes “siempre acompañó desde los lejanos tiempos de la Acción Católica hasta las Jornadas Mundiales de la Juventud”. Y al respecto, quiso hacer resonar unas palabras suyas expresadas en l996 al dejar el Pontificio Consejo para los Laicos: “Este es mi augurio para todos ustedes, queridos jóvenes: que sientan siempre el amor con que Jesús los quiere, que reclinen su cabeza en el pecho del Maestro para gustar su Palabra, y que acojan a María en su propia casa”. 
En este año de la fe, convocado por el santo padre, recordó palabras de Juan Pablo II en la homilía exequial celebrada en la basílica de San Pedro, el 7 de febrero de 1998: “Fue testigo de la fe valiente que sabe fiarse de Dios, incluso cuando en los designios misteriosos de su Providencia, creyó con fe inquebrantable en las promesas del Redentor”. 
Monseñor Malfa remarcó luego el llamado a la vocación a la santidad que hizo el cardenal Pironio y que aparece de un modo particular en sus escritos. Y para el final quiso compartir unas líneas no publicadas del siervo de Dios: “Lo esencial de nuestra vida cristiana no es la pobreza, ni la cruz, sino el amor… la realidad de la cruz, en la vida y el ministerio de Jesús, se inserta como el único modo definitivo y concreto de amar. La cruz revela el amor, el amor explica la cruz; la cruz y el amor hacen posible e indefectible nuestra esperanza”. 

Padre Eduardo

Concluida la misa, el presidente de la Acción Católica Argentina Emilio Inzaurraga, rezó una oración especial al cardenal, que concluía con la fórmula: “Y a tu intercesión, padre Eduardo, te encomendamos a la Iglesia Peregrina en la Argentina, a los sacerdotes, religiosos, a los laicos y en especial, a los jóvenes que tanto quisiste”. 
Las lecturas estuvieron a cargo de Rafael Corso, vicepresidente primero de Acción Católica, y Beatriz Buzzetti, vicepostuladora de la Causa de Beatificación del cardenal, y un representante del Instituto que lleva su nombre.

En el cierre, monseñor Maletti rezó el responso ante la tumba que guarda sus restos, junto a la cual está colocada la imagen histórica de la Virgen de Luján, en el altar lateral izquierdo del templo.


Cardenal Salvatore De Giorgi. Roma, 9 de febrero de 2013


Comunicado de prensa:


El cardenal Salvatore de Giorgi, arzobispo emérito de Palermo (Italia) presidió la solemne eucaristía en recuerdo del Siervo de Dios Cardenal Pironio, Con la presencia del asistente general de la acción Católica Italiana el sábado 9 de febrero de 2013 (18:30hs) en la capilla del Domus Mariae (via Aurelia 481).
La iniciativa fue propuesta por la Acción Católica Italiana, el Forum internacional de AC y la postulación de la causa de beatificación del Siervo de Dios, en ocasión del 15° aniversario de su fallecimiento.Después de la eucaristía siguió un momento de recuerdos y trestimonios.






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